¿Europa a salvo de la tempestad alemana?

Los cristianodemócratas de Angela Merkel y los socialdemócratas de Gerhard Schröder reclaman para sí la victoria en las elecciones parlamentarias. Con 35,2% y 34,3% de los votos respectivamente, ninguno de los dos partidos recibió un claro mandato del electorado y ahora todas las coaliciones posibles se barajan incansablemente. De parálisis y crisis en Alemania habla la prensa. De ser cierto, ¿lo inestable de la situación en Alemania podría repercutir en la política europea? DW-WORLD habló al respecto con Gerhard Ambrossi, director del Centro para Estudios Europeos de la Universidad de Tréveris.

Las directrices están trazadas

"No creo la situación política alemana tenga gran efecto en la Unión Europea. Muchas resoluciones están tomadas ya, independientemente de la constelación de partidos se tenga en los gobiernos de cada país. Eso también vale para la República Federal de Alemania, pues, de acuerdo con nuestro sistema, en la configuración de la política alemana actual han participado todos los partidos que se encuentran en este momento a discusión para formar el nuevo gobierno", explica Ambrossi.

Unidos en las decisiones

El especial sistema legislativo alemán, cuyo parlamento cuenta con dos cámaras -una federal y otra que representa los estados federados- no permite que las decisiones se tomen minoritariamente. Debido al gran peso que ha tenido la unión conservadora CDU/CSU en el Bundesrat, el parlamento de los estados federados, la configuración política actual es también obra de ellos. "Por este motivo, creo que la situación actual y las decisiones que se tomen -cualquiera que éstas sean- con relación a una coalición de gobierno, no tendrán mayor efecto en la decisiones que se tomen con respecto a Europa", añade el catedrático.

La cuestión turca

Uno de los temas de la campaña electoral fue la posible integración de Turquía a la Unión Europea. Así, mientras que SPD y Verdes favorecen abiertamente su integración en un plazo aún no estipulado y que puede ser de décadas, la unión CDU/CSU se hicieron eco del temor que causa en la población, a nivel europeo, el tema de la integración del país del Bósforo y proclamaron que bajo su mandato Turquía sería un socio privilegiado, pero nunca miembro de la UE. Por ello, Ankara miraba no sin preocupación los pronósticos que auguraban el éxito de los conservadores y se declaró aliviada por unos resultados que le concedían aún alguna esperanza.

Sin embargo, independientemente de si Ankara tiene o no motivos fundados para preferir un gobierno bajo el mando de los socialdemócratas, la resolución con respecto al inicio de las negociaciones está sellada por a nivel del ejecutivo europeo. "Y las negociaciones empezarán el 3 de octubre. La alternativa al actual mandatario alemán, la posible canciller Angela Merkel, no va a dar marcha atrás en la decisión y va a cumplir con lo pactado, necesariamente", explica.

Debido al casi empate electoral, el panorama político alemán puede cambiar mucho todavía, dependiendo de las coaliciones que se formen para poder asumir un gobierno de mayoría. Las posibilidades son muchas. Sin embargo, cualquiera que ésta sea, así Ambrossi, no tendrá un efecto a nivel europeo pues "en muchos aspectos macroeconómicos o en política de empleo hemos estipulado pactos a largo plazo. Los programas a largo plazo seguirán su curso y son la base para el posterior desarrollo en la Unión Europea".

Si no Alemania, ¿la socialdemocracia en crisis?

"La socialdemocracia y la izquierda se encuentran, efectivamente, en una situación muy difícil, pues se han postulado como abogados del pequeño ciudadano y de los menos favorecidos de la sociedad. Ahora, debido a resoluciones europeas en las cuales han participado todos los partidos, se ven obligados a ejercer una política neo-liberal en cuanto a la flexibilización del mercado laboral, lo que, por supuesto, supone dificultades al empleado. Sin embargo, Reino Unido ha logrado, bajo Tony Blair, que se mantenga por años una política socialdemocrática liberal", concluye Ambrossi.