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Europa y la incertidumbre alemana

20 de septiembre de 2005

La prensa europea analiza la inseguridad del electorado alemán, reflejada en el desenlace de los comicios del domingo, y alude en sus comentarios a las repercusiones del incierto desenlace en el viejo continente.

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El futuro político de Alemania sigue sin definirse.Imagen: Montage/AP/SO

The Independent, de Londres, apunta: "El resultado sin una definición clara es una instantánea correcta del ambiente contradictorio imperante en Alemania. El sistema electoral alemán es responsable de la inseguridad, pero se trata de una inseguridad que refleja correctamente las opiniones de los electores. (...) Sea lo que fuere lo que ocurra, debería suceder en todo caso lo más rápidamente que permita el complicado sistema político de Alemania. (...) los alemanes se pronunciaron el 18 de septiembre por un cambio. Sólo que no lograron decidirse con respecto a cuán radical y veloz ha de ser dicho cambio."

Parálisis política europea

El País, de Madrid, señala: "Lo que ha resultado de las urnas es un rechazo a una reforma de sentido neoliberal o anglosajona del modelo de capitalismo renano. En la búsqueda de un nuevo pacto social, este resultado llevará a reformas socioeconómicas quizás más lentas pero sin duda más centradas, especialmente en materia de impuestos, pensiones y mercado laboral. También significa que Berlín no cerrará por el momento la puerta de la Unión Europea a Turquía como pretende Merkel. Pero, tras el no francés a la Constitución Europea, que guarda similitudes con estas elecciones alemanas, la parálisis política europea sigue avanzando."

Consecuencias negativas

El periódico búlgaro Sega, de Sofía, plantea: "Si la incertidumbre política se prolonga, podría tener consecuencias negativas también para la economía y la política europea. Porque uno de cada cinco ciudadanos de la Unión Europea es alemán. Sin lugar a dudas, la elección alemana también influirá en la política mundial, desde Bruselas hasta Moscú, pasando por Moscú."

Sin dotes de líder

La Repubblica, de Roma, opina: "La 'gran Alemania' todavía no ha decidido lo que quiere ser cuando grande. La situación de empate postelectoral refleja las inseguridades de un país sin un plan claro. En este contexto, viene a la memoria el cáustico juicio del general De Gaulle sobre los vecinos del otro lado del Rin: un pueblo pero no una nación. Es cierto que se trata, en términos numéricos, del mayor pueblo europeo, que dispone de una economía de dimensiones globales y un envidiable legado cultural. Pero es también incapaz de traspasar la línea imaginaria que separa el poder económico de la influencia geopolítica y de dar el paso de la compleja búsqueda de identidad hacia una madura conciencia de sí mismo. En suma, es un país sin cualidades de líder."

Los objetivos de la nueva Izquierda

Le Monde, de París, comenta: "Sólo un partido ha logrado todos sus objetivos. Se trata del radical Partido de Izquierda, en el que se han congregado socialdemócratas decepcionados y ex comunistas del Este. Oskar Lafontaine y su socio Gregor Gysi obtuvieron mejores resultados que Los Verdes y se han convertido en la cuarta fuerza política en el Bundestag. (...) No quieren tomar parte en el gobierno y, por lo demás, nadie quiere -oficialmente- colaborar con ellos. Causan interferencia en el juego y eso les basta."