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Elecciones en Alemania: desconcierto político

Emilia Rojas Sasse18 de septiembre de 2005

Mientras la cristianodemócrata Angela Merkel anunció que emprenderá negociaciones incluso con los socialdemócratas para formar gobierno, Gerhard Schröder se mostró decidido a seguir siendo canciller.

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Tanto Merkel como Schröder reclaman la jefatura de gobierno.Imagen: dpa

La gran sopresa se perfiló apenas cerraron las urnas en Alemania: la Unión Cristianodemócrata (CDU), de Angela Merkel, apenas alcanzó el 35,2% de los votos, quedando menos de un punto de ventaja de del Partido Socialdemócrata (SPD), de Gerhard Schröder. Aunque todas las encuestas habían vaticinado una elección reñida, nadie pudo imaginar que el resultado sería tan estrecho entre los dos principales partidos. Según los resultados preliminares, los socialdemócratas obtienen 222 escaños y la Unión Cristianodemócrata-Cristianosocial, 225. Pero queda aún la incógnita de un distrito de Dresde, donde se votará apenas el 2 de octubre, debido a la muerte de una candidata local durante la campaña. Allí podría decidirse la adjudicación de entre 1 y 3 escaños.

¿Dos triunfadores?

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Gerhard Schröder celebra el resultado como un triunfo.Imagen: AP

Como un verdadero triunfo celebraron los partidarios del SPD estos resultados. Y no es para menos, teniendo en cuenta que se vaticinaba una amplia victoria para la CDU. El desenlace provocó pues una clara sensación de alivio entre los socialdemócratas, derivando en una suerte de euforia que llevó a Schröder a mostrarse en pose de ganador y a confirmar su voluntad de seguir gobernando. Lo que la ciudadanía en general se pregunta es de dónde saca esa confianza, considerando que su partido logró un 34,3% de los votos. Sumando su resultado al de Los Verdes, del 8,1%, no se obtiene mayoría absoluta.

Tampoco la ha conseguido Angela Merkel, sumando sus votos a los de los liberales, que consiguieron un 9,8%. La líder conservadora, que a juicio de todos los analistas ha sufrido una dolorosa derrota personal pese a contar con la primera mayoría, se mostró desde luego decidida a emprender negociaciones con todos los partidos -exceptuando a la nueva Izquierda-, en busca de una coalición que le permita gobernar.

Una ganadora debilitada

Así las cosas, el desconcierto político impera tras estos comicios en los que, en realidad, el objetivo era buscar una clara definición política. Tanto Merkel como Schröder aspiran a encabezar el gobierno, pero ambos tendrán que buscar nuevos aliados. Y la preferencia la tiene la líder cristianodemócrata, aunque sólo cuente con un punto de ventaja y su rostro denote más abatimiento que satisfacción.

La CDU ha surgido de esta votación como el partido ligeramente mayoritario, pero, a la vez, ha quedado visiblemente debilitado. Para una candidata a la que al comienzo de la campaña se le auguraba incluso la posibilidad de gobernar sin necesidad de aliados y a la que hasta las más recientes encuestas pronosticaban más de un 40% de los votos, el resultado es evidentemente decepcionante. Lejos de capitalizar el descontento por el alto nivel de desempleo y otros problemas que el gobierno de Schröder no ha logrado resolver, los conservadores perdieron incluso más de dos puntos porcentuales con respecto a las pasadas elecciones generales. Y esa no es precisamente una demostración de solidez para acometer la próxima legislatura.