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Europa se aferra a la diplomacia

Emilia Rojas Sasse1 de septiembre de 2006

Los ministros de RR.EE. de la Unión Europea siguen apostando por la diplomacia en el caso de Irán e intentan tender puentes al gobierno palestino, en busca de una salida política al conflicto del Medio Oriente.

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Los ministros de RR.EE. de Finlandia, Italia y Alemania coordinan postras en Lappeenranta.Imagen: AP

El conflicto palestino y la negativa de Irán a renunciar a su programa nuclear están poniendo a prueba a la diplomacia europea, que sigue apostando a la carta del diálogo en ambos casos. La principal dificultad radica en que los resultados hasta el momento no han sido muy lucidos y, en estas circunstancias, cuesta mantener la cohesión. Pero, en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la UE, en la localidad finlandesa de Lappeenranta, todos demostraron consenso en un punto: no se debe permitir la división. Claro que del dicho al hecho hay un gran trecho, como se vio una vez más al inicio de la crisis del Líbano, cuando no se consiguió acuerdo para exigir un inmediato cese del fuego.

Nuevo intento de diálogo

De todos modos, los europeos no pierden la esperanza de que su estrategia diplomática termine por desatar los nudos gordianos que sofocan la política internacional. En lo tocante a Irán, la consigna es seguir dialogando mientras sea posible. Francia está en esa postura y hasta la ministra británica, Margaret Becket, declaró que su gobierno espera todavía una solución negociada sobre la base de las propuestas de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania, que volverán a reunirse para discutir el asunto la próxima semana, en Berlín.

Para el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeier, lo principal es que los miembros del Consejo de Seguridad "no se dejen dividir". No obstante, dejó expresamente abierto el tema de la aplicación de sanciones contra Teherán, en el que evidentemente no hay consenso dentro de ese organismo de la ONU. Europa, a todas luces, sigue tratando de ganar tiempo y, como lo indicó el coordinador de la diplomacia de la UE, Javier Solana, no es el momento de poner en marcha sanciones, si no se quiere poner en juego el encuentro que planea sostener en breve con el jefe del equipo negociador iraní, Ali Laridschani. Claro está que resulta difícil imaginar que ese diálogo pueda arrojar más resultados que los anteriores. Pero no hay peor intento que el que no se hace.

"Fórmula mágica" para Hamás

Lo mismo cabría decir del conflicto palestino, asunto en el que la Unión Europea está dispuesta a volver a tomar cartas con más vigor. De partida, positivo ha sido el eco que obtuvo Steinmeier con su exhortación a "revivir" el Cuarteto del Medio Oriente, en el que los europeos toma parte junto a la ONU, Estados Unidos y Rusia. En este contexto, desde Lappeenranta se enviaron claras señales de disposición a volver a entablar contacto con el gobierno palestino, aunque sin desdecirse de los principios que llevaron a la ruptura del diálogo con Hamás. De hecho, la fórmula mágica que cree haber encontrado la UE para resolver el dilema sería esperar a la formación de un gobierno de unidad nacional palestino, como el que promueve el presidente Abu Abbas. Lógicamente en él estarían presentes los representantes de Hamás, pero el marco sería el trazado por Abbas, quien comulga con las demandas europeas de reconocer el derecho a la existencia del Estado de Israel.

Steinmeier considera que esa opción es viable y recordó que el presidente palestino ya había acordado con el gobierno de Hamás un plan para reconocer indirectamente a Israel. Sólo que, en ese entonces, la positiva iniciativa naufragó con el comienzo de la crisis del Líbano. Y eso pone en evidencia lo frágil de los hilos con que se intenta tejer lazos diplomáticos en la región. Por lo pronto, al menos vuelve a fluir más ayuda europea para los palestinos, sobre la base de un "Mecanismo Internacional Temporal" ideado para hacer llegar los recursos a sus destinatarios dando un rodeo a la estructura del gobierno de Hamás. Hasta el momento, la UE ha destinado 105 millones de euros a ese fin, a los que se suman 60 millones aportados por los países miembros.