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De visiones, bloqueos y reformas

Jens Thurau25 de marzo de 2004

Un año después de haber presentado la llamada "Agenda 2010", el canciller alemán Gerhard Schröder defendió ante el Parlamento el proceso de reformas emprendido por su Gobierno.

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Globalización sí, pero no a cualquier precio.Imagen: AP

Quien tenga visiones... que vaya al doctor. Una frase acuñada por el entonces canciller socialdemócrata alemán, Helmut Schmidt, y la que haría bien en memorizar el actual canciller Gerhard Schröder. Hace exactamente un año el jefe de Gobierno presentó frente al Parlamento alemán su "Agenda 2010", un paquete de reformas para el sistema social, el sector salud y el mercado laboral. Un año después, el canciller hace balance, que podría resumirse así: el camino es el correcto, la aplicación casi la correcta, la presentación ante el electorado totalmente incorrecta. Una falla grave, que se convierte en problema existencial. Falta poco tiempo hasta las próximas elecciones, muy poco para volver a recuperar la confianza perdida.

Dolorosas pero necesarias

Las reformas concentradas en la Agenda 2010, son necesarias pero dolorosas, y por lo mismo poco populares. Pero no es sólo su alcance el que ha hecho perder al gobierno tan masivamente el apoyo de la población. Es sabido que nadie ama al portador de malas nuevas, pero en el caso de este paquete de reformas, se critica el desequilibrio con que se exige ofrendas a los diversos sectores. Además de una serie de errores imperdonables, como por ejemplo, las fallas cometidas en el proceso de reestructuración de la Oficina Estatal del Empleo o en la introducción del sistema de peajes para camiones de transporte. Estos errores sólo sirven para incrementar la imagen de división y desorientación del gobierno.

Gobierno y oposición unidos

A un año de presentadas las reformas, Schröder subrayó su decisión por reaccionar a un contexto globalizado, pero sin ofrendarse a un neoliberalismo ciego. Aun cuando la oposición política le gustaría agregar algunos recortes más, especialmente en lo que a los derechos de los trabajadores se refiere, apoyan la Agenda 2010. La líder cristianodemócrata, Angela Merkel, califica la agenda de paso firme hacia el futuro, y ofrece su cooperación. Los políticos saben lo difícil que es imponer reformas en un país que en los últimos 50 años, sólo se ha preocupado por repartir el superávit. Y la oposición sabe que mientras mayor número de reformas dolorosas se apliquen antes de las próximas elecciones en 2006, mejor pintará su futuro.

El que ríe al último...

Así que en este momento la estrategia dicta cooperación en vez de confrontación, después de todo la experiencia demuestra que aun cuando las decisiones sean conjuntas, si las reacciones del electorado son negativas, culparán al gobierno en turno. Mientras mayor sea el enojo de la población, mejor queda parada la oposición.

Quién será el vencedor y quién el vencido en el ámbito político se verá en dos años. Las reformas están listas para aplicarse y el gobierno y la oposición finalmente dispuestos a trabajar unidos para sacar a Alemania de la crisis.