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WASG: ¿La renovación de la izquierda alemana?

Mirra Banchón13 de junio de 2005

Disidentes del SPD y pos comunistas del PDS se lanzan juntos a la carrera electoral. Con dos estrellas políticas a la cabeza, las probabilidades de que la nueva alianza cambie el panorama político no son bajas.

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Gregor Gysi y Oskar Lafontaine: ¿la alternativa de la izquierda?Imagen: dpa - Bildfunk

Aunque el niño aún está por bautizar, ahora parece una realidad lo que hasta hace algunos días era un rumor más de los muchos que corren en el convulsionado acontecer político alemán : la formación, a tres meses de las elecciones generales de septiembre, de una alianza de izquierdas con las "estrellas mediáticas" Oskar Lafontaine y Gregor Gysi a la cabeza. La existencia de este partido podría provocar un cambio en el panorama político germano. Los sondeos de opinión le conceden entre un 8% y un 18% del total de sufragios; de una tercera fuerza política se habla ya.

La izquierda "nerviosa"

"En el SPD crece el miedo a la Alianza de Izquierdas de Oskar Lafontaine", titulaba el domingo el diario Welt am Sonntag. De ser cierto, no le faltaría razón, pues todo parece indicar que la nueva alianza de izquierdas tendrá buena cosecha del revuelto río político germano. Con un electorado alemán bastante confuso, que no ve una clara diferencia entre el gobierno y la oposición, entre los liberales y los verdes, la nueva alianza podría ser la opción que elijan los más de cinco millones de desempleados de Alemania.

Cambios en el panorama político

Esta nueva alianza de izquierdas se forma de la WASG (Wahlalternative für Soziale Gerechtigkeit, Alternativa electoral por la Justicia Social), un recién formado partido de disidentes socialdemócratas, que tuvo su primer congreso en mayo de 2005 y del poscomunista PDS (Partei des Demokratischen Sozialismus, Partido por la Democracia Social), el sucesor del SED que gobernaba la ex República Democrática Alemana.

El que la recién fundada WASG obtuviera en las elecciones regionales de Renania del Norte-Westfalia, sin contar con un líder prominente un 2,2% es un buen augurio para ellos. Según el Instituto Forsa, que le atribuye a la nueva alianza el 9% de los votos en las elecciones generales del 18 de septiembre, un 9% de los votos procederían de las filas del SPD, un 23% de las de los Verdes, el 66% del PDS, un 2% de los liberales y otro tanto de la unión conservadora CDU/CSU. Con sólo entrar al Parlamento, para lo cual requieren de un 5% de los sufragios, la nueva alianza podría originar nuevas constelaciones: la mayoría absoluta de los conservadores se vuelve improbable, una gran coalición de socialdemócratas y conservadores posible.

¿Línea común?

Lo único que tienen ambos partidos en común son sus líderes con alto poder mediático, dicen los unos. Por su parte, el diario Bild, el de mayor tiraje en Alemania, opina: "'El único vínculo entre los socios de esa Alianza es la creencia de que antes, todo era mejor. Nostálgicos del Este y nostálgicos del Oeste. Unos quieren la RDA con plátanos y coches bonitos, los otros el Estado social de los años setenta y ochenta, igual si la economía del siglo XXI lo permite o no".

No poco frecuente es, por otro lado, la opinión de que esto no es más que la oportunidad que esperaban ambos duchos políticos: tanto el asiduo interlocutor de talk shows, Gregor Gysi, como el ex presidente del SPD y ex ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine. Para el uno es la posibilidad de, al fin, afincarse políticamente en el oeste del país, y para el otro la de saldar cuentas pendientes con el canciller Gerhard Schöder, a quien apoyó en su subida al poder en 1998 y por el que se sintió traicionado. El presidente del Bundestag, Wolfgang Thierse, declaró, por ejemplo, que la candidatura de Lafontaine obedece a un "incontrolable deseo de venganza".

Como fuere, claro está que para la socialdemocracia éste es uno de los golpes más duros de su larga historia. Todo el resto -oportunismo, vendetta a la germana, alternativa real o recetas de anteayer- aún está por verse.