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Sanciones a Irán: ¿el cuento de nunca acabar?

Mirra Banchón15 de marzo de 2007

Los cinco miembros del Consejo de Seguridad y Alemania se han puesto de acuerdo: habrá sanciones económicas para el desafiante Irán. El borrador se aprobará la próxima semana y en él se concede un plazo más.

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Central nuclear en el sur de IránImagen: dpa

Los representantes de Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China y Alemania han logrado acordar sanciones a Irán debido a su negativa a renunciar a su programa nuclear. Un borrador ha sido enviado a los respectivos gobiernos antes de que sea aprobado en el seno del Consejo de Seguridad la próxima semana. Aunque el borrador no satisface completamente, el tenor de las declaraciones coincide en verlo como un acuerdo. El embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Alejandro Wolf, declaró al respecto: "El enfoque del paquete, si es aprobado por las capitales, sería esencialmente la forma de proceder hacia una resolución" que sancionaría a Teherán por rehusarse a suspender el enriquecimiento de uranio. Las potencias occidentales sospechan que la república islámica busca dominar esa tecnología para producir bombas atómicas.

¿Irán no se inmuta?

Según informan agencias, el presidente iraní se mostró desafiante: "En el pasado nos han impuesto sanciones, y nosotros tenemos de todas maneras la tecnología atómica. Que nos sancionen económicamente y ya verán cuál es nuestro siguiente paso. Aunque se junten todos y llamen en su ayuda a todos sus ancestros en el infierno, no podrán parar a la nación iraní", ha respondido un iracundo Mahmud Ahmadinejad.

Lo acordado

Las medidas acordadas incluyen un embargo contra las armas que Irán podría exportar. A las empresas iraníes en el extranjero se les congelarían los fondos; además, estarían sujetas a que se bloquearan sus líneas de crédito. En cuanto a la prohibición de entrada de los representantes del gobierno iraní, los representantes de las seis potencias no lograron ponerse de acuerdo. Por último, antes de que entrasen en vigor las sanciones, a Irán se le concedería un plazo de sesenta días para ceder a los requerimientos de la comunidad internacional.

Intereses económicos magullados

Por su parte, el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, de gira en Estados Unidos, dejó notar su preocupación por la cada vez más cercana posibilidad de las sanciones económicas al estado iraní. "El empresariado alemán y europeo se vería mucho más afectado que el norteamericano con tales medidas", explicó recalcando que aunque Alemania se seguirá comportando de acuerdo a lo estipulado por el Consejo de Seguridad "ciertos intereses" se verían afectados. Las relaciones comerciales de Berlín con Teherán son muy buenas; sólo las garantías estatales de exportación hacia esa región ascendieron en 2006 a los 900 millones de euros. El volumen de exportación sobrepasaba en 2005 los 4.000 millones de euros.

Cerrar filas

No obstante, de cerrar filas se trata, y Alemania, Francia y Reino Unido lo hicieron ya en febrero tras Estados Unidos: si Irán no cejaba en sus propósitos nucleares -que Teherán insiste son su derecho y exclusivamente con pretensiones civiles- se impondrían sanciones. En ello, "Bruselas puede ser tranquilizadoramente aburrida", analiza el semanario Die Zeit, pues están convencidos de que su estrategia del látigo y la zanahoria, a la larga, funciona. Es decir, si la zanahoria -la ayuda económica y la cooperación nuclear con fines civiles- no da resultados, entonces el látigo de las sanciones económicas. En ello se diferencian de Estados Unidos, que deja abierta la posibilidad de la "persuasión bélica". Pero el precio de una escalada de esa clase sería demasiado alto. Y a estas alturas de los acontecimientos en Irak esa posibilidad no convence a nadie, opinan diversos analistas.

Es decir, en este largo tira y afloja intentando seducir a un Irán que no quiere renunciar a su derecho a disponer de energía nuclear -con los fines que fueren- transcurrirá una intensa semana hasta que se aprueben las sanciones en el Consejo de Seguridad. Y luego otros sesenta días más…