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Viernes 13 y otras creencias

13 de agosto de 2010

Los añicos traen suerte, derramar sal es malísimo y cuando un viernes cae en trece, lo mejor es no abandonar la casa. Abracadabra, palabrería, dicen muchos. Sin embargo, ¿quién puede desembarazarse de las supersticiones?

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Viernes 13.Imagen: picture-alliance/dpa

En plena era digital y a pesar de todo el bagaje científico del siglo XXI, las supersticiones acompañan cada paso de la población europea y alemana.

Katze, Schwarz, Schwarze, Haustier
Gato negro.Imagen: M.Nelioubin

Aunque parezca increíble, el 25 por ciento de los alemanes confía en que un trébol de cuatro hojas trae suerte; el 36 por ciento opina que un encuentro con un deshollinador es una buena señal y uno de cada cuatro alemanes teme cruzarse con un gato negro que aparezca en el lado izquierdo de la calle. Lo contrario sucede con las estrellas fugaces: cuando uno ve caer una, se debe pedir un deseo. Y no falta quien cree que hay seres con capacidad para ver el futuro.

La creencia “incorrecta”

El término superstición tenía en un comienzo un significado peyorativo; implicaba herejía, falta de moral y paganismo. En alemán el término Aberglaube, según el diccionario etimológico, existe desde el siglo XIII y está compuesto por Aber = después, en contra, detrás y Glaube = creer, creencia, tener algo por verdad; wl Aberglaube –creencia errada- se oponía a la creencia que se tenía por correcta.

Como fuere, estas creencias estaban muy difundidas en Europa y algunas datan de tiempos inmemoriales; otras no tanto. Algunas atañen a ciertos días del año, como la noche de San Silvestre.

A este respecto, cada país posee sus propios símbolos de buena suerte: en Italia hay que llevar ropa interior roja para gozar de amor y buena fortuna el año que comienza, pues ese color asusta a los demonios. Saludable parece el rito español para comenzar el año: por campanada anunciando la medianoche, una uva y un deseo. Entretanto, los supermercados ofrecen las uvas en paquetes de 12; el negocio es redondo.

Un buen negocio

También en Alemania, el ramo de la superstición deja buenas ganancias: Eike Wenzel, investigador de Heidelberg que se encarga de temas del futuro, calcula que con el esoterismo se mueve un volumen que oscila entre los 18 y los 25 mil millones de euros. En los próximos diez años podría aumentar hasta los 35 mil millones de euros. Un pronóstico nada desdeñable, más aún teniendo en cuenta que a medida que peor se pone la situación económica, más personas buscar asidero en lo sobrenatural.

Corrientes terraqueas que sanan

De Serbia, otro ejemplo: cientos y cientos de personas peregrinan a un pequeño pueblo a 50 kilómetros de la capital Belgrado para detenerse, media hora, en un círculo pintado en la calle. Se supone que esa circunferencia marca un punto de la Tierra, del cual emanan corrientes magnéticas que aplacan dolores y curan enfermedades.

Un pulpo clarividente

Oktopus Paul
Paul, el oráculo de Oberhausen.Imagen: picture-alliance/dpa

La superstición y la creencia en lo sobrenatural se enfoca en la capacidad de conocer el porvenir; el fútbol y la política son buenos campos para ello: el resultado de las próximas elecciones rusas está cantado; lo ha predicho nada más y nada menos que el pulpo Paul, en la ciudad alemana de Oberhausen.

Dado que el buen octopus, durante el Mundial Sudáfrica 2010, había acertado con todos sus vaticinios, reporteros rusos escribieron en dos papeles los nombres de Dimitri Medvédev y Vladimir Putin; los pegaron al cristal del acuario. Y el clarividente Paul pegó sus ventosas a uno de ellos.

Karfreitagsfeierlichkeiten in Sevilla
Viernes santo en Sevilla.Imagen: AP

Viernes 13

Y por último, en Alemania existe la superstición del viernes 13. En la tradición judeo-cristiana, el viernes siempre ha sido un día sospechoso: Adán y Eva se comieron la manzana un viernes y un viernes, Jesucristo fue crucificado. Por otro lado, ni hablar de la demoníaca fama del 13: Judas, el traidor, era el décimo tercer comensal en la Última Cena de Cristo.

No obstante, que la combinación viernes +13 asocie tanto infortunio data, a saber, de apenas ocho décadas: el gran crash de la bolsa en 1929 tuvo lugar un jueves, pero el viernes 13, el “viernes negro”, es el que se asocia con el desastre bursátil y el suicidio masivo de los corredores de bolsa en Nueva York.

BdT Deutschland Silvester Gärtnerei züchtet vierblättrigen Klee
Un trébol de cuatro hojas.Imagen: picture-alliance/ dpa

Para Thomas Teubel, sicólogo de la Universidad de Leipzig, se trata más bien de “un concepto que existe en la sociedad, que es traspasado y aprendido. Si mis padres o mi entorno social manejan este concepto, es muy probable que yo lo asuma. Y si en un viernes 13 me pasa algo, puede ser que yo lo sobredimensione”.

Para la arquitecta Susanne Euen, de Halle, todo esto es sólo palabrería, abracadabra. Nunca le ha sucedido nada malo en un viernes 13. Sin embargo –y aunque ella se define como no supersticiosa- prefiere entregar sus obras un jueves 12. Está consciente de que se trata sólo de un vago sentimiento en la barriga; con todo, prefiere irse por el lado seguro y no tenerle respeto al viernes 13 o buscarse un antídoto, ¿un trébol de cuatro hojas?

Autora: Steffi Waldschmidt/ Ronny Arnold/ Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas