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Párrocos e imanes: un gol para el diálogo

Petra Lambeck / pk30 de octubre de 2006

“Un gol para el diálogo” fue el lema de un partido de fútbol entre párrocos cristianos e imanes mulsulmanes disputado en Alemania. A cristianos y musulmanes no los separa tanto como a veces parece.

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Los capitanes de los dos equipos.
Los capitanes de los dos equipos: el diálogo es el gol.Imagen: DW/Petra Lambeck

El encuentro se disputa en el antiguo estadio del club de la Bundesliga Borussia Dortmund, en la ciudad de la Cuenca del Ruhr, el viernes 27.10.06. Pero antes de que el árbitro judío André Gretshkanyk pueda dar el pitazo inicial, hay que sacar las obligatorias fotos. Imanes y párrocos posan del brazo antes numerosas cámaras fotográficas y de televisión.

Foto de equipos.
Foto de equipos: todos para uno, uno para todos.Imagen: DW/Petra Lambeck

Los religiosos musulmanes y cristianos no se diferencian a primera vista mucho de los futbolistas profesionales: los imanes con pantalón blanco y camiseta verde; los párrocos, con pantalón azul y camiseta roja. En todas las camisetas se lee la frase “Un gol para el diálogo”. En las tribunas siguen el partido numerosos hinchas y casi el mismo número de periodistas. El partido de fútbol es todo un acontecimiento.

La idea nació en un viaje conjunto de estudios de cristianos y musulmanes a Estambul, dice el párroco Friedrich Stiller, encargado de la Iglesia Evangélica para el dialogo con el islam y uno de los tres organizadores del encuentro.

Los imanes con la copa.
Los imanes con la copa.Imagen: DW/Petra Lambeck

En Dortmund, religiosos cristianos y musulmanes se reúnen periódicamente, para hablar sobre temas de interés común e intercambiar informaciones sobre las respectivas comunidades.

Se juega por el diálogo... y la victoria

Los religiosos siempre quisieron ampliar el diálogo al ámbito del deporte y el esparcimiento. Así, paralelamente al Mundial Alemania 2006, surgió la idea de organizar partidos de fútbol. En primer plano están por supuesto el diálogo y el entendimiento, pero también se juega por la victoria, dice Ogün Arpaci, organizador musulmán y representantes de las mezquitas de la Asociación Ditib.

Ello se puede verificar sobre el césped, donde los equipos no se dan tregua. Pronto el marcador está 1 a 0 para los imanes. Pero los párrocos no se quedan atrás y logran pronto el empate. Siete contra siete juegan en una cancha de dimensiones más reducidas que las reglamentarias, ya que los religiosos no están acostumbrados a estas lides.

No es el primer partido de este tipo en Alemania. Ya en mayo se enfrentaron párrocos e imanes en Berlín, ganando los párrocos por 12 a 1. Esta vez, los imanes vienen por la revancha. Y no será el último partido. Además, juntos planean una fiesta común para el próximo verano.

Pero antes hay que terminar este encuentro. Los imanes van ganando. El resultado exacto hasta el momento no les queda claro a los espectadores en las tribunas. Pero no importa. El Todopoderoso seguramente lleva bien la cuenta y el juez judío seguramente también.

Pasos en la dirección correcta

En el segundo tiempo, el partido pierde ritmo. Los actores en la cancha no pueden ocultar su cansancio, sobre todo los pastores. Pero el párroco Ralf Greth se escapa de pronto por la banda. Su marcador le sale al paso y ambos caen al suelo. No le hace. Aquí no pasó nada. Una palmadita en el hombro, el partido sigue.

“En realidad tendríamos que haber hecho algo así mucho antes”, dice Greth después del partido. Lo mismo opina Ogün Arpaci, y agrega: “el camino es largo, los pasos son cortos, pero marchamos en la dirección correcta”.

Justamente en tiempos en que se discute mucho sobre el islam, es importante que la gente vea que también hay otros aspectos, que es posible celebrar y alegrarse juntos. El fútbol es un buen comienzo, dicen los organizadores del partido.

El resultado al final pasa a ser secundario. Los musulmanes ganan por 7 a 4, lo que no es obstáculo para que también los párrocos den una vuelta a la cancha, portando la copa por el segundo puesto, como los profesionales... seguidos por un enjambre de camarógrafos y fotógrafos.