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Nuevos atentados en Londres: sembrando el terror

Mirra Banchón21 de julio de 2005

Los detalles siguen cayendo gota a gota. Si bien por fortuna no hubo esta vez muertes, los atentados lograron sembrar aún más miedo y desconfianza. La seguridad, como la plantean las instituciones, es una ilusión.

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Cuatro nuevas detonaciones en Londres.Imagen: AP Graphics

El comisario jefe de Scotland Yard, Ian Blair, afirmó en una segunda alocución televisada que hubo un intento de "matar gente" en las cuatro explosiones ocurridas esta tarde en el metro y un autobús de Londres. Los únicos detalles que se sabe es que se trata de bombas convencionales, que no hay víctimas mortales; el único herido que está en el hospital es a la vez sospechoso de ser uno de los perpetradores.

¿Conservar la calma?

Aunque siguen el mismo patrón de tres estaciones de metro y un bus, los atentados del 21 de julio en comparación a los del 7 no parecen perpetrados por profesionales. Contrariamente a lo que declara la policía británica, ciertos analistas y expertos en terrorismo opinan que no estaban pensados para matar, sino para asustar, tal y como lo expresó el primer ministro británico, Tony Blair cuando compareció ante las cámaras de televisión y pidió a su pueblo que conservara la calma.

Sea como fuere, si son profesionales o novatos o si estos atentados fueron pensados "sólo" para asustar, lo que dejan en claro es que el sistema de seguridad no da abasto contra el terrorismo. La prueba de ello es que a pesar de la actual situación internacional de seguridad en estado de alarma al máximo, es posible cometer exactamente los mismos atentados que hace dos semanas costaron la vida a más de 50 personas.

Y no es con mayor seguridad que se solucionaría el asunto, primero porque es imposible controlar a millones de personas, en este caso las que utilizan el metro de Londres, y segundo porque qué se saca con datos biométricos y cámaras colocadas por todos lados, sino la certeza a posteriori de que los perpetradores eran gente común. Si bien por fortuna, los nuevos atentados de Londres no lograron matar gente, sí consiguen fomentar el miedo y generalizar la desconfianza, así como poner de manifiesto lo vano de las pretensiones de los ministros de Interior.