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México y EEUU: la identidad transnacional

Eva Usi5 de octubre de 2005

El creciente flujo migratorio de mexicanos a EEUU encierra riesgos y oportunidades para ambas naciones, que están condenadas a entenderse, sostiene un estudio publicado por el Instituto Iberoamericano de Hamburgo.

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Inmigrante mexicano salta el alambrado de púas.Imagen: AP

El estudio, realizado por la alemana Ursula Stiegler, analiza las implicaciones políticas de la inmigración mexicana en Estados Unidos. Un fenómeno que continuará la tendencia creciente en los próximos años y cuyos efectos negativos no podrán ser atenuados por políticas unilaterales.

La población de origen mexicano en Estados Unidos, de 27 millones de personas, se ha convertido en la minoría más numerosa, (casi dos terceras partes de los 41 millones de latinos) un hecho que tiene efectos políticos para ambos países. Los ciudadanos estadounidenses de origen mexicano ocupan, como nunca antes, puestos públicos de importancia en Estados Unidos. Paralelamente, el creciente flujo de mano de obra mexicana presiona a Washington a reformar su política migratoria. Mientras que en el 2004 inmigraron a EEUU más de 10 millones, este año se espera que la cifra alcance los 12 millones.

Primera fuente de divisas

Mexikanischer Arbeiter
Después de más de 10 años de libre comercio con EEUU, Mexico ha quedado dividido entre ganadores y perdedores.Imagen: dpa

Las remesas, de dólares que envían los trabajadores migrantes desde Estados Unidos a sus familias en México, alcanzarán este año un volumen estimado de 20.000 millones de dólares, convirtiéndose en primera fuente de divisas, superando por primera vez los ingresos obtenidos por las exportaciones de petróleo. Como es comprensible, los migrantes ganan importancia en ambos países como actores políticos. Una importante victoria de estos grupos fue la decisión del congreso mexicano, en junio de 2005, de dar derecho de voto a los mexicanos en el exterior.

Para Estados Unidos, un particular desafío es el creciente flujo de indocumentados mexicanos, actualmente unos 6 millones. Mientras la situación socioeconómica no mejore en México y la economía estadounidense siga demandando mano de obra barata, la migración mexicana hacia el norte continuará.

Grenze zwischen Mexiko und USA
Línea fronteriza entre México y Estados Unidos.Imagen: DW

La línea de la muerte

Desde la década de los 90, los esfuerzos estadounidenses por contener la inmigración ilegal, extremando la seguridad de sus fronteras e imponiendo leyes restrictivas, condujo a un dramático aumento de muertes de inmigrantes ilegales. Desde entonces se estima que diariamente muere una persona intentando cruzar la frontera. El número de víctimas ha sido de 3.500 durante los últimos diez años y en lo que va del 2005 unas 415 personas han muerto en el intento por pasar 'al otro lado'.

Bürgerwehr an der Grenze zwischen USA und Mexiko
Ofensiva ciudadana en la frontera.Imagen: AP

Desde los ataques del 11 de septiembre, la inmigración y la frontera sur de Estados Unidos son considerados un problema de seguridad nacional. En la línea de la muerte, son detenidos cada vez más inmigrantes ilegales de la categoría OTM (Other than Mexican), que en buena parte provienen de países en donde organizaciones terroristas se encuentran activas. En diversas entidades gubernamentales crece el temor por que Al Qaeda o algún otro grupo islámico intente pasar de contrabando armas biológicas de exterminio masivo a través de la frontera sur.

En agosto del 2005, y argumentando una creciente violencia, tráfico de drogas, crimen e inmigración ilegal, los gobernadores demócratas de Arizona y Nuevo México, Janet Napolitano y Hill Richardson impusieron "estado de emergencia" en los condados sureños que conforman la frontera con México, para obtener más recursos para la seguridad fronteriza. Del lado mexicano estas medidas provocaron tensiones diplomáticas.

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Maria Aparecida Chaves y Ramon Gomez colocan unas cruces en donde murieron menores al intentar cruzar la frontera.Imagen: AP

Reforma del sistema migratorio

Con todo este trasfondo, ha surgido en Estados Unidos un intenso debate sobre la reforma del sistema de inmigración. Fue en este contexto que el catedrático Samuel Huntigton publicó su reciente libro "Quienes somos: los desafíos a la identidad nacional americana", en donde advierte sobre el peligro de una división del país en anglo e hispano-parlante. En el 2001 y por iniciativa mexicana, el presidente Fox logró establecer en la agenda bilateral con Bush, demandas en la política migratoria, mismas que quedaron congeladas tras los ataques del 11 de septiembre. Actualmente el Congreso tiene unas 50 propuestas de ley sobre reformas migratorias, dos de ellas particularmente relevantes.

Terrorwarnung in USA
Advertencia terrorista.Imagen: AP

Por un lado, la propuesta presentada por los senadores John Mc Cain (republicano) y Edward Kennedy (demócrata), la llamada Secure America and Orderly Inmigration Act, que contempla entre otros, la creación de visas de trabajo temporales adicionales y la opción de legalizar la residencia de inmigrantes indocumentados.

Por otra parte, la alternativa más restrictiva, Comprehensive Enforcement and Inmigration Reform Act, presentada por los senadores republicanos John Cornyn y Jon Kyl, contiene un programa para trabajadores huéspedes, pero no brinda la opción para que obtengan un permiso de residencia permanente. Dicho borrador busca que los entre 10 y 12 millones de inmigrantes abandonen el país en el transcurso de cinco años, para si así lo desean, volver a intentar inmigrar legalmente.

Bürgerwehr an der Grenze zwischen USA und Mexiko
Un grupo de inmigrantes interceptados por oficiales Beta.Imagen: AP

Peso del voto latino

Con una participación del 60%, los mexicano-estadounidenses conforman un segmento significativo en el voto latino que tradicionalmente se ha identificado con el partido demócrata. Sin embargo en las elecciones del 2000 un 35% de los latinos votó por George W. Bush, quien fue confirmado en el cargo en el 2004 por un 39% de los votos provenientes de esta minoría. Esta fuerte presencia se ha traducido además en una creciente fundación de organizaciones que representan los derechos de los habitantes mexicano-americanos.

En este contexto han surgido figuras líderes, cuyo peso político tiene impacto también en México, como ha sido el caso de Héctor Flores, presidente de la organización LULAC (League of United Latin American Citizens), quien viajó a México en febrero de este año para defender ante el congreso mexicano el derecho de voto de los mexicanos en el exterior.

Creciente influencia

Buchcover: Huntington - Who Are We
Crisis de identidad estadounidense.

Adicionalmente, y debido al poder económico que se traduce de las remesas que envían los mexicanos a sus familias, esta minoría es reconocida seriamente como un factor de poder económico y político. México encabeza el ranking latinoamericano de países receptores de divisas por la inmigración. Mientras que a principios de los años 90 estas remesas sumaron los 2.500 millones de dólares, en el 2004 ya sumaban 16.000 millones y en éste se espera la cifra récord de 20.000 millones de dólares.

El aumento cuantitativo de la población estadounidense de origen mexicano en Estados Unidos tiene consecuencias para ambos países, concluye el estudio. No sólo Estados Unidos experimenta un proceso de mexicanización, también México, como resultado de las remesas y de la importación de costumbres a través de sus trabajadores migrantes sufre un proceso similar. El creciente peso político de sus nacionales en Estados Unidos, aunado al volumen creciente de las remesas, obligará al próximo gobierno mexicano, igual de que partido se trate, a fortalecer el vínculo con esta importante comunidad, parte integrante de la nación.

George Bush und Vicente Fox Gipfel in Monterrey
George Bush y Vicente Fox, cumbre en Monterrey.Imagen: AP

Condenados a entenderse

Para las relaciones bilaterales, la inmigración creciente encierra riesgos y oportunidades. No está sólo el miedo de los estadounidenses a una creciente mexicanización y a la violencia en las fronteras. Oportunidades en la medida en que se vuelve evidente la imposibilidad de resolver los problemas como violencia y criminalidad en la frontera de manera unilateral. Ambas naciones tienen que cooperar en beneficio mutuo. Al fin y al cabo, la creciente población trasnacional en Estados Unidos, que conoce ambos mundos, podría contribuír a una mejor comprensión entre ambas naciones vecinas.