Mundial de Alemania: "Un cuento de verano"

Durante más de un mes, el cineasta Sönke Wortmann no se despegó de la selección alemana de fútbol. Cuenta que llegó casi a mimetizarse con los jugadores, con la actitud de quien filma una película sobre la naturaleza y debe acercarse con cautela a los animales, para no ser percibido por como un elemento perturbador. Así, "incrustado" en el equipo, pudo captar con su cámara las múltiples facetas de esta aventura mundialista, que contagió con su fiebre de entusiasmo a Alemania entera. Momentos de emoción, de intimidad, de euforia y de tristeza quedaron registrados en el filme que ahora celebra su premiere: "Alemania, un cuento de verano".

Homenaje a la selección

La experiencia de este Mundial en casa marcó a la mayoría de los alemanes más allá de lo previsible. La alegría colectiva, que rebasó ampliamente los estadios para apoderarse de las calles, constituyó una vivencia inolvidable para muchos que descubrieron un nuevo rostro de su propio país: un rostro desprovisto del clásico rictus de preocupación y escepticismo, surcado por la sonrisa fácil y radiante.

Revivir esa atmósfera es lo que pretende el documental de Wortmann. ¿Podrá el público volver a vibrar con el triunfo ante Argentina o a sentir ese escalofrío del juego por el tercer lugar, que los alemanes celebraron como si se tratase de toda una final? Seguramente las imágenes evocarán en cada uno su propio abanico de recuerdos. La película, en todo caso, cumple su propósito: rescatar esos momentos, como un homenaje a la selección dirigida por Jürgen Klinsmann.

Nostalgia colectiva

¿Qué ha quedado de ese "espíritu del Mundial" en Alemania? Por lo pronto, una sensación de unidad y patriotismo que aún se manifiesta cada vez que la selección nacional vuelve a salir a la cancha. Los dos primeros partidos bajo la dirección de Joachim Löw se disputaron en estadios repletos. El 2 de septiembre se reeditó incluso la fiesta callejera que se había convertido en una característica del Mundial: cerca de 40 mil personas (15 mil más de lo calculado) se dieron cita en una plaza de Stuttgart para celebrar el triunfo de 1 a 0 sobre Irlanda.

No obstante, la realidad cotidiana ha vuelto a imponerse desde hace tiempo. La pugna política en torno a las reformas de prestaciones sociales, los despidos masivos, los conflictos de diversas índoles, han vuelto a enseñorearse de los informativos. Y no son pocos los que añoran esos días en que los sobresaltos se reducían a lo que ocurría en los estadios (donde también se sufría de veras, pero sin mayores consecuencias) y la fiesta era luego para todos, sin exclusiones. Esa nostalgia probablemente convertirá este "Cuento de verano" en un éxito de taquilla.