Muchas tareas pendientes
3 de octubre de 2003
A 13 años de la entrada en vigor del Tratado de Unidad, el 3 de octubre de 1990, con el que el territorio germano-oriental quedó incorporado a la República Federal de Alemania, aún queda mucho por hacer. En su discurso oficial, el canciller alemán Gerhard Schröder aludió al abismo existente entre el este y el oeste en el mercado laboral. ‘El paro en el este del país sigue siendo preocupantemente alto’, dijo el jefe del Gobierno. ‘No nos hagamos ilusiones: tenemos por delante aún un largo y dificultoso camino’.
Schröder elogió el coraje no sólo de los miles de ciudadanos de esa mitad del país, sino de todo el bloque del este de Europa,que con su revolución pacífica, en 1989, precipitó la caída del bloque comunista. El canciller hizo una llamada a la unidad y al esfuerzo común, una exhortación que se enmarcan en la persistente ‘invitación’ del canciller a cerrar filas y esforzarse juntos por relanzar la maltrecha economía alemana.
Plana mayor
Al aniversario de Magdeburgo acudió la plana mayor de la política alemana, encabezada por el presidente del país, Johannes Rau, el de la cámara alta (Bundesrat), el conservador Wolfgang Böhmer, miembros del Gobierno y también los líderes de la oposición, Angela Merkel, jefa de la Unión Cristianodemócrata (CDU), y Guido Westerwelle, del Partido Liberal. Entre los oradores principales del acto oficial que tuvo lugar en la catedral de Magdeburgo al mediodía estuvo el Premio Nobel de Literatura 2002, el escritor húngaro y superviviente del campo de concentración de Auschwitz Imre Kertész.
La respuesta incorrecta
Tras el canciller, intervino como orador Imre Kertész. El escritor húngaro respondió a Schröder,quien en su discurso justificó nuevamente el rechazo de su Gobierno a la intervención en Irak, y expresó su convencimiento de que ‘el pacifismo no es una respuesta adecuada al terrorismo’.
‘Cómo puede ser que, de repente, nos olvidemos de quien es el enemigo y quien un aliado’, dijo Kertész en alusión a los países que no se alinearon con EEUU en la guerra contra Irak.
Fiesta popular
En Magdeburgo se inauguró a lo largo de la jornada un monumento a la revolución pacífica de 1989, en recuerdo a la hazaña de decenas de miles de germano-orientales, que con sus manifestaciones de todos los lunes y protestas cada vez más multitudinarias precipitaron el fin de la República Democrática Alemana (RDA).
También tuvo lugar una fiesta y concierto popular, así como una acción simbólica del cantante Udo Lindenberg, que llegó junto con medio millar de invitados desde Berlín en un tren especial, que atravesó simbólicamente un muro de materia plástica a las puertas de Magdeburgo.