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MERCOSUR: muchas expectativas, pocos resultados

José Ospina Valencia27 de abril de 2007

Fallas estructurales y prioridades nacionales los mayores frenos al desarrollo regional esperado de MERCOSUR, dice balance de FES en la antesala a 10ª Conferencia de la Industria Alemana para América Latina en Essen.

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Luiz Inácio Lula da Silva asume la presidencia de Brasil por segunda vez y continúa liderando el MERCOSUR. Aquí el 1° de enero de 2007.Imagen: AP

Las esperanzas puestas en MERCOSUR eran grandes, muy grandes. La entrada de Venezuela al club comercial del cono suramericano se celebró con bombos y platillos. Pero una vez terminada la fiesta, pareciera que el trabajo nunca comenzó. Hasta ahora se esperan los resultados.

Brasil por su parte, sigue con un Lula a la cabeza que no ha podido desprenderse de los problemas domésticos para atender las necesidades regionales. Y como si fuera poco, MERCOSUR es tenido sólo como una “opción estratégica” por aspirantes como Ecuador y Bolivia. “Una apreciación riesgosa”, dice Achim Wachendorfer, en un reporte de la socialdemócrata Fundación Friedrich Ebert, con sede en Berlín, sobre la “era de los gobiernos progresistas”.

A finales de los 80, los tiempos en los que surgió MERCOSUR, eran años turbulentos. Dictaduras militares mantenían el poder hasta el fin de la década en los países fundadores de la posterior alianza de países: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. La herencia: instituciones democráticas destruidas, problemas sociales agravados y una astronómica deuda externa. Amén de los crímenes contra los Derechos Humanos que aún siguen vigentes.

Ideas sin realización

El Tratado de Asunción de 1991, como concepto inicial de MERCOSUR, fue entonces un instrumento útil para recuperar terreno perdido, sobre todo cuando la ola de neoliberalismo prácticamente obligaba a la unión. Y funcionó. El sueño de fronteras abiertas y libre comercio se hizo realidad, por contados años.

Hasta 1998 se cuadruplicaron las transacciones comerciales entre los miembros del MERCOSUR. ¿Y después? “MERCOSUR no logró establecer una institucionalidad con verdadero poder de decisión”, agrega Wachendorfer. Un grupo en donde nadie decide, y cuando alguien lo quiere hacer carece del poder para hacerlo, navega a la deriva.

Las devastadoras crisis financieras de los 90 en Brasil, Argentina y Uruguay pusieron a MERCOSUR al borde de la desaparición. La llegada de nuevos líderes políticos como el sindicalista Luis Inácio Lula Da Silva, en Brasil; el peronista Néstor Kirchner, en Argentina y el socialista Tabaré Vázquez, generaron esperanzas. Entonces los llamados “progresistas” hablaban de parar "el experimento neoliberalista".

Pronto se hicieron planes y muchas promesas. Promesas entre jefes de Gobierno y no acuerdos entre instituciones. Justamente “la falta de institucionalidad que dé curso a las ideas y las realice es una de las grandes fallas estructurales de MERCOSUR”, concluye Wachendorfer, consciente de que “muchos de los cometidos políticos y económicos se los tragan, literalmente, las marañas burocráticas de los Estados miembros”.

Unión aduanera a medias

Pero si a nivel político las ideas y las acciones se quedan pendiendo de la nada, ¿cuál es el diagnóstico a nivel comercial? Según Wachendorfer, “MERCOSUR se quedó enfrascado en un estado inconcluso de unión aduanera sometida, frecuentemente, a la socavación por parte de miembros que por “razón de Estado” no cesan de dictar “excepciones” que torpedean todo comercio libre entre los países de un mismo grupo.

Parlamento MERCOSUR pro democratización

Por lo que tampoco es de extrañar que el funcionamiento de instituciones supranacionales esté prácticamente estancado, a pesar de la existencia de una secretaría. El parlamento del Mercosur que debía comenzar a debatir en diciembre de 2006, aún no ha sido constituido. Y si lo hiciera, ninguno de los Gobiernos parece dispuesto a cederle poderes.

Pero aunque el parlamento de MERCOSUR fuera un “tigre sin dientes”, Achim Wachendorfer, cree que sería “un aporte importante a la democratización y transparencia del proceso de integración”. Un parlamento del MERCOSUR podría convertirse, en efecto, en una plataforma para la participación de las sociedades civiles en las decisiones regionales.

Política exterior: ¿Ni hace ni deja hacer?

En política exterior el balance de MERCOSUR es ambivalente. Aunque firmó pactos comerciales con muchos países, éstos no han dado frutos significativos. Exitoso fue MERCOSUR bloqueando la propuesta estadounidense de crear una zona panamericana de libre comercio conocida en su tiempo como ALCA/ FTAA.

Con la Unión Europea, por otro lado, MERCOSUR tampoco ha logrado avanzar en las negociaciones en aras de un acuerdo comercial. Ni la Unión Europea ha hecho una oferta seria y justa para la importación de productos agrícolas de MERCOSUR, ni los “progresistas” de MERCOSUR aceptan las estrategias de desarrollo exigidas por la UE.

Chávez con dinero o sin dinero: ¿…y su palabra es la ley?

Y en cuanto a Venezuela, su membresía no fue resultado de un proceso de integración ni una invitación. “Fue Hugo Chávez quien decidió unilateralmente hacer parte de MERCOSUR”, recuerda Wachendorfer. Sea como sea, “con Caracas el MERCOSUR ha ganado potencial económico y un corredor al Caribe”.

Pero la pregunta del millón parece ser ahora si Chávez respetará las estructuras del MERCOSUR y no terminará instrumentalizándolo para su campaña de imagen contra su mejor cliente: Estados Unidos. “Cierto es que Venezuela puede ejercer con sus petrodólares influencia en países pequeños como Bolivia, Nicaragua y Ecuador”, concluye el mencionado reporte, pero el gigante Brasil seguirá llevando la batuta en América del Sur. “Su peso económico, sus recursos y su profesional diplomacia”, son la mejor cualificación de liderazgo, no la aparición en los medios.

Por lo demás, el dúo Brasil - Argentina es y debe ser, según expertos, “el mejor eje del MERCOSUR”. Si Kirchner deja de coquetear con Chávez, claro está.