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Latinoamérica: Rechazo a la polarización

5 de septiembre de 2006

América Latina rechazó la polarización propuesta por Bush después del 11-09-2001, dice experto alemán en entrevista con DW-WORLD.

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George W. Bush: América Latina no respondió como él esperaba.Imagen: ap

Sobre las consecuencias del 11 de septiembre de 2001 registradas en América latina, DW-WORLD entrevistó al Prof. Dr. Klaus Bodemer, director del Instituto de Estudios Iberoamericanos, Hamburgo.

DW-WORLD: ¿Qué influencia tuvo el 11 de septiembre de 2001 sobre la política interior en América Latina?

Desde el 11 de septiembre de 2001 han pasado ya cinco años. Cinco años marcados por otros grandes temas en América Latina. Haciendo un balance se puede decir que las repercusiones sobre la política interna latinoamericana no fueron muy fuertes.

No obstante, hay que diferenciar. El 11 de septiembre marcó la reorientación de la política exterior estadounidense hacia una nueva doctrina de seguridad. En esa nueva doctrina, uno de los aspectos era la lucha contra el terrorismo. Pero para los gobiernos latinoamericanos esa nueva doctrina fue problemática, en tanto en ella no se separa claramente el terrorismo de la lucha contra el narcotráfico, el crimen internacional organizado, etc.

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11 de septiembre de 2001: el terrorismo, un tema impuesto desde afuera.Imagen: AP

Una influencia directa sobre la política interior tuvo el 11 de septiembre sobre aquellos países, muy pocos, que habían tenido experiencia con el terrorismo internacional. Fue sobre todo Argentina, por el ataque a la Embajada israelí y a la Asociación de la Comunidad Judía en 1994 y Colombia, el aliado más fiel del gobierno norteamericano. En general, se puede decir que prevalece la sensación en América Latina de que el tema del terrorismo es un tema impuesto desde afuera.

Se habla en la triple frontera Argentina-Paraguay-Brasil de la influencia de círculos árabes extremistas. ¿Qué hay de cierto?

Esa triple frontera es un centro de lavado de dinero, narcotráfico y contrabando. Por ello en ese triángulo no sólo se ha centrado la atención de los países directamente afectados, sino también de los EEUU. Pero hay que destacar que las pruebas empíricas de que haya contactos directos entre la región y el terrorismo internacional, particularmente Al Qaida, son muy débiles.

Pero concretamente se menciona una y otra vez la existencia de extremistas en la región...

Bien, es una región con una fuerte presencia de varias minorías, por ejemplo chinos, pero también del Oriente Próximo, naturalmente también con relaciones familiares hacia la región. No obstante, contactos directos con el terrorismo no han podido ser probados. Lo que sí se menciona en el Informe Global sobre el Terrorismo del Departamento de Estado de los EEUU es que en este caso se puede hablar de apoyo indirecto. El dinero generado en la región por el narcotráfico y lavado de dinero se invierte en parte en compra de armas y en ese sentido se puede hablar de apoyo indirecto. Lo segundo que se ha podido comprobar es que en la región existen círculos de personas que dan o han dado apoyo logístico al terrorismo. En el caso de los dos ataques terroristas en Argentina, por ejemplo, llegó a probarse que de allí provino apoyo logístico.

¿Se ha logrado controlar la situación en el triángulo?

No, no se puede afirmar. En el último acuerdo entre Paraguay y el FMI quedó registrado que gran parte de la economía paraguaya se basa en dinero ilegal generado en la región, que continúa siendo un "agujero negro". Por ello no es casual que el gobierno norteamericano ha convenido con el gobierno paraguayo el estacionamiento de una unidad militar en la región. Ello ha provocado la protesta por parte de Brasil.

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Lavado de dinero: gran parte de la economía.Imagen: AP

¿Ha tenido el 11 de septiembre otras consecuencias para la política interna en América Latina?

Bien, otro aspecto es la relación entre la Policía y las Fuerzas Armadas en América Latina. En las reuniones de la OEA y de los ministros de Defensa, EEUU ha propagado en los últimos años que los militares apoyen a la Policía en la lucha contra el terrorismo. En los países latinoamericanos, el tema se ha tratado de diferentes maneras. En la mayoría de los países se persigue la línea de separar claramente las tareas de los militares y las de la Policía. Los militares mismos rechazan en su mayoría asumir funciones policiales. En Brasil, Lula llegó a aconsejar recurrir a las FFAA dados la reciente violencia, en mayo en San Pablo. Pero en todos estos casos se trata de efectos laterales. En términos generales, se puede decir que en América Latina esa posibilidad más bien se rechaza. En general se puede decir que el tema del terrorismo no es un tema genuinamente latinoamericano. Se estima que hay otros problemas que tienen mucha más relevancia, tanto en el ámbito político como en la vida cotidiana de los latinoamericanos, como por ejemplo la creciente informalidad, las dificultades en el mercado de trabajo y la violencia cotidiana. También para el Departamento de Estado, el tema del terrorismo internacional ha pasado últimamente a un segundo plano. En primer plano de los EEUU se encuentran Evo Morales y Chávez: la tendencia hacia la izquierda ha desplazado al tema del terrorismo en América Latina.

Por otra parte, en las relaciones interamericanas, EEUU ha intento repetidas veces ganar a los Estados latinoamericanos para la lucha global antiterrorista, por ejemplo con declaraciones en el seno de la OEA. Al principio, el apoyo a EEUU por parte de los gobiernos latinoamericanos fue, sobre todo con palabras, relativamente grande. Pero ese apoyo ha ido decayendo. Ello por dos razones: primero, porque las posiciones dentro de América Latina al respecto son bastante diferentes y segundo, por el surgimiento de gobiernos en su mayoría de centro-izquierda y finalmente, porque los países latinoamericanos han defendido muy decididamente su posición de rechazo a la línea polarizante estadounidense.

Lea en la segunda parte cómo el 11 de septiembre modificó el espacio de maniobra de América Latina en la política internacional según Klaus Bodemer.

¿Cómo ha modificado el 11 de septiembre el espacio de maniobra de América Latina en la política internacional?

Por un lado, América Latina no ha estado, por suerte, en los últimos tiempos en el centro de interés de EEUU. A EEUU le interesan sobre todo el Medio Oriente, por las crisis, su importancia geoestratégica y el petróleo; y China, como rival económico y, a largo plazo, quizás también militar. América Latina no es un gran "actor global". No obstante, su voz en los foros internacionales ha ganado respeto, en particular en combinación con la Unión Europea. Y ha crecido particularmente la importancia de los principales actores latinoamericanos, Brasil y México, como potencias regionales, y, en menor medida, Chile y Argentina. Y naturalmente Venezuela, por otras razones: por la cuestión energética y por la política regional y global muy ofensiva de Chávez.

¿Puede decirse que América Latina tiene entonces ahora una mayor influencia en la política mundial?

La estrategia antiterrorista cruda de los EEUU ha sido rechazada por los países latinoamericanos. En los últimos tiempos, esa estrategia ha sido revisada incluso por Washington. Existen señales de que EEUU está yendo del crudo unilateralismo más en dirección al multilateralismo, es decir más bien hacia posiciones europeas y latinoamericanas. En ese sentido, América Latina ha ganado efectivamente peso.

¿Cómo reaccionó la población latinoamericana a la estrategia antiterrorista estadounidense?

La población en general rechazó la estrategia de Bush. También se registraron manifestaciones contra la guerra de Irak. Algunos gobiernos, entre ellos Colombia y la mayoría de los países centroamericanos, se declararon solidarios con Bush, pero la población se manifestó en contra y salió a la calle a protestar. Los problemas que aquejan a la población son otros. El terrorismo internacional prácticamente no existe en la región. Lo que sí han aumentado son la violencia organizada y no organizada, la inseguridad y la corrupción. Esos son los problemas que más afectan a la población. Además: cómo reducir las grandes desigualdades y cómo amortiguar las consecuencias de la política de liberalización.

¿Puede establecerse una relación entre la política antiterrorista estadounidense y los últimos cambios políticos en América Latina, hacia el etno-nacionalismo, el populismo y la izquierda?

Sí, pero más bien indirecta. Si bien la principal causa de ese giro político han sido las políticas neoliberales de ajuste en el marco del llamado Consenso de Washington, también el maniqueísmo norteamericano creó una línea secundaria antiestadounidense, que dio impulso asimismo a esos virajes políticos. Ello llevó a que creciera la distancia hacia los EEUU y las voces en contra aumentaran de volumen. Pero ello no quiere decir necesariamente distancia con respecto a EEUU en general: sigue existiendo esa mezcla de rechazo y admiración. Se trata de una relación ambivalente: por un lado hay quejas de que EEUU no se ocupa de América Latina, pero por otro hay quejas sobre la cruda política de Bush con respecto a la región. En lo que respecta a Europa, puede decirse que teóricamente está en realidad mucho más próxima a América Latina, porque el Viejo Continente ofrece como perspectiva una mezcla de estabilidad política, equilibrio social y crecimiento. Muchos latinoamericanos se preguntan, sorprendidos, por qué Europa no aprovecha esa posibilidad.

Muchas gracias por la entrevista.

Klaus Bodemer
Prof. Dr. Klaus Bodemer

El Prof. Bodemer es experto en cuestiones de seguridad y política interna en América Latina y miembro también del directorio de GIGA, Global Institute of Global and Area Studies, Alemania.

La entrevista fue realizada por: Pablo Kummetz