1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

La impaciencia de Estados Unidos

23 de octubre de 2002

Washington y Londres advierten a la ONU que el tiempo apremia para acordar una resolución con respecto a Irak, mientras Alemania y Jordania coincidieron en que la prioridad es garantizar las inspecciones de armas.

https://p.dw.com/p/2lo3
¿Cuánto está dispuesto a ceder Bush?Imagen: AP

El rey Abdullah de Jordania considera que, con un 90% de probabilidad, ya no se podrá evitar un ataque estadounidense a Irak. Así lo indicó en Berlín, donde se reunió con el canciller Gerhard Schröder. Ambos aprovecharon la ocasión para recalcar una vez más la postura de los gobiernos contrarios a una guerra contra Bagdad: que todos los esfuerzos políticos deben orientarse a lograr que los inspectores internacionales puedan trabajar sin restricciones en Irak, sobre la base de las resoluciones del Consejo de Seguridad.

Las concesiones de Washington

Dicho organismo tiene la palabra. Pero no consigue llegar a un acuerdo en torno a una nueva resolución, básicamente porque la nueva propuesta estadounidense sigue sin resultar aceptable para todos los miembros permanentes del gremio. Según Rusia, ésta no difiere en el fondo mayormente de la anterior, ya rechazada por Moscú y París. Tampoco París y Pequín se dan aún por satisfechos con las modificaciones realizadas al proyecto, aunque no se descarta de plano llegar a un entendimiento.

De hecho, el borrador que presentó el lunes Estados Unidos sólo omite en la práctica la demanda de que se atribuya a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad el derecho de enviar representantes que acompañen a cualquier lugar al equipo de inspectores encabezado por Hans Blix.

Puntos de controversia

Mantiene en cambio otros exigencias, como la de que los inspectores de la ONU puedan establecer zonas de prohibición de tráfico terrestre y aéreo en torno a lugares sospechosos, y de que soldados vigilen sus oficinas en localidades como Bagdad y Basora. Algo que el propio Blix rechaza.

Pero el mayor punto de controversia es el relativo a la amenaza de "consecuencias", para el caso de que Irak no se atenga a un estricto listado de imposiciones, y su correspondiente calendario. Si bien no se amenazaría ya directamente, de partida, con represalias militares, queda mucho margen a la interpretación. No se garantiza, en consecuencia, que antes de adoptar cualquier medida de fuerza, ésta deba ser aprobada por la ONU.

Bush sigue presionando

En suma, las divergencias de fondo siguen ahí, dado que Washington no ha logrado convencer a sus interlocutores de que está dispuesto a dar realmente una oportunidad a la diplomacia. El hecho de que Bush haya reiterado este miércoles que, si la ONU no se pone de acuerdo, Estados Unidos formará una alianza y velará por cuenta propia por el desarme de Irak, no ayuda precisamente a eliminar suspicacias. Más aún porque el presidente proclama a los cuatro vientos que su país está en condiciones de derrotar a sus enemigos, en cualquier lugar del mundo.

En el aspecto militar, la supremacía estadounidense está más allá de toda duda. Sin embargo, la experiencia indica que no es esa un arma todopoderosa, menos cuando el principal enemigo es el monstruo de mil cabezas del terrorismo internacional y ni siquiera está claro que Bagdad sea en este caso el blanco adecuado. Washington y Londres advierten, con razón, que el tiempo apremia para llegar a un consenso en el Consejo de Seguridad. Pero también está en sus manos contribuir a lograrlo.