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Intento fallido

13 de marzo de 2003

El puente que intentó tender Londres para lograr una nueva resolución contra Irak se desmorona ante el rechazo francés. También en Berlín se criticó la propuesta, por implicar básicamente una autorización para la guerra.

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Tony Blair trata de vislumbrar una salida.Imagen: AP

Nadie sabe ya a ciencia cierta qué forma tendrá finalmente el proyecto de resolución que se someta a votación en el Consejo de Seguridad de la ONU, ni cuándo ocurrirá tal cosa... si es que ocurre. Las incógnitas se multiplican desde que el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, no descartó que el debate pudiera prolongarse hasta la próxima semana, según indicaron algunas estaciones de televisión. También círculos gubernamentales británicos señalaron que las conversaciones podrían durar hasta el lunes. Y cuando el río suena, suele ser porque piedras lleva. Lo único concreto es que, de producirse efectivamente ese alargue, el plazo previsto en el proyecto original de ultimátum -el 17 de marzo- ya no tendría sentido alguno.

Globo sonda

Aunque la ministra de Relaciones Exteriores española, Ana Palacio, asegure que la moción a favor de la guerra contra Irak cuenta ya con el apoyo de 8 de los 9 países que necesita para tener mayoría en el Consejo de Seguridad, sigue sin vislumbrarse un acuerdo viable. En primer lugar, porque la amenaza de veto francés sigue en pie y también vale para la nueva propuesta británica de presentar a Bagdad 6 exigencias concretas; propuesta que el embajador de Londres ante la ONU, Jeremy Greenstock, calificó de "globo sonda" para ver si hay posibilidad de consenso.

Si bien la iniciativa londinense deja abierto el plazo que habría de darse a Saddam Hussein para cumplir las demandas -como señal de buena voluntad hacia los otros miembros del Consejo-, lo cierto es que sigue conteniendo una especie de mecanismo automático para emprender las operaciones militares. Eso es precisamente lo que no está dispuesto a aceptar París. "No se trata de dar a Irak un par de días más antes de recurrir a la violencia, sino de lograr avances mediante un desarme pacífico", reiteró el ministro de Relaciones Exteriores galo, Dominique de Villepin.

Alemania insiste en las inspecciones

En la misma línea, el jefe de la diplomacia germana, Joschka Fischer, volvió a demandar con vehemencia prolongar la misión de los inspectores de armas, subrayando que éstos pueden lograr su objetivo si se les proporciona el tiempo necesario. Hablando ante el parlamento alemán, Fischer aprovechó también la ocasión de instar a la jefa de la oposición a decir claramente si es partidaria de una operación bélica contra Irak. Por su parte, el consejero del gobierno alemán en materia de política exterior, Bernd Mützelburg, criticó el proyecto de resolución británico, indicando que "en el fondo, entrega en principio una autorización para la guerra". Tampoco Rusia está dispuesto a aprobar una resolución que de luz verde a la intervención militar aunque, con toda lógica, el jefe de la cancillería moscovita, Igor Ivanov, no quiso precipitarse, mientras no se sepa siquiera qué propuesta se pondrá finalmente sobre la mesa.

En todo caso, el resuelto rechazo francés ya sentenció al fracaso la idea del gobierno británico, que busca por todos los medios una resolución para librar a Tony Blair del descalabro político interno que le supondría secundar las operaciones de Washington sin un mandato de la ONU. Según trascendió en Londres, el propio Blair se muestra pesimista en cuanto a las posibilidades de lograrlo. Mientras tanto, sigue enviando tropas a la región del Golfo Pérsico, quizá como prueba de que su lealtad hacia Washington no flaquea, aunque el propio ministro de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, haya minimizado la importancia del apoyo militar británico.