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Lobo asume en Honduras

27 de enero de 2010

Que Porfirio Lobo asuma la presidencia en Tegucigalpa y Manuel Zelaya abandone el país pondría fin a meses de crisis. ¿Legitima esto al nuevo Gobierno y pone a Honduras rumbo a la normalidad?

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Porfirio Lobo Sosa, presidente en Honduras. ¿Se reconoce su Gobierno?Imagen: AP

En Honduras toma posesión Porfirio Lobo Sosa, el presidente que fue elegido en las controvertidas elecciones del 29 de noviembre bajo el Gobierno de facto de Roberto Micheletti. Producto de unos comicios convocados por un Gobierno ilegítimo, con un presidente democráticamente electo encerrado en una embajada, con un acuerdo internacional incumplido y con su población polarizada, este cambio de Ejecutivo en el golpeado país centroamericano plantea interrogantes en la otra orilla del Atlántico.

El sainete hondureño

Los acontecimientos en el país centroamericano han captado la atención desde que el 28 de junio fuerzas militares apoyadas por el legislativo y el judicial hondureño pusieran al presidente Manuel Zelaya fuera del país. La reacción de la comunidad internacional condenando el golpe no se hizo esperar y la solución acordada entre los actores de este conflicto y la OEA pasaba por el cumplimiento del Tratado de San José. Éste preveía una restitución de Manuel Zelaya y una posterior convocatoria a elecciones. Mientras tanto, las relaciones internacionales de Honduras han estado en vilo. La Unión Europea retiró sus embajadores, cortó la ayuda al desarrollo y puso en frío su inclusión en las negociaciones en torno al Acuerdo de Asociación con Guatemala, El Salvador y Costa Rica.

Members of the Honduran army line up at a stadium where President-elect Porfirio Lobo will hold his inauguration ceremony in Tegucigalpa, Tuesday, Jan. 26, 2010. Lobo will be sworn-in as the new president of Honduras on Jan. 27. (AP Photo/Esteban Felix) Headline:
Miembros del Ejército en el lugar del cambio de mando, enero 26 de 2010.Imagen: AP

Contrariamente a lo pactado, Manuel Zelaya nunca fue restituido en su cargo; y su presencia en el país echó leña en el fuego hondureño. El Gobierno de facto convocó el 29 de noviembre a una cita con las urnas de la cuale –con bastante transparencia según observadores internacionales- salió ganador el candidato del derechista Partido Nacional, Porfirio Lobo Sosa.

“España no reconoce estas elecciones pero tampoco las ignora”, comentó al respecto el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, mientras que la presidencia rotativa de la Unión Europea, en ese momento a cargo de Suecia, declaraba –después de que Estados Unidos las reconociera- que los comicios hondureños eran un paso importante en dirección a solucionar la crisis del país.

¿Todo en vía de normalizarse?

Entretanto, después de meses en la embajada de Brasil, Manuel Zelaya se declara dispuesto a abandonar pacíficamente Honduras; el Parlamento aprueba una amnistía general para delitos políticos y comunes –lo cual asegura que no se empezará una cacería de brujas contra ninguno de los bandos- y Roberto Micheletti, simbólicamente, no está presente en el traspaso del mando. Y se plantea la pregunta: ¿todo estos actos, muy democráticos, legitimizan al nuevo Gobierno?

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Honduras Demonstration
Manifestándose en contra de la amnistía, Tegucigalpa, enero 26 de 2010.Imagen: AP

En el hule de las relaciones internacionales

Las posturas encontradas que existen al respecto se reflejan en la presencia de parlamentarios europeos en la transmisión de poderes. Un grupo de diputados españoles del conservador Partido Popular se encuentra en Centroamérica. “No se trata de una comisión oficial del Parlamento Europeo, éste no ha emitido ninguna resolución al respecto”, recalca a Deutsche Welle la parlamentaria austríaca Ulrike Lunacek, del partido de Los Verdes. “Lamentablemente”, añade Lunacek, “no hay una mayoría en el PE como para aprobar una resolución que diga que ese Gobierno es ilegítimo”.

Mientras tanto, fuentes comunitarias aseveran a Deutsche Welle que para el Consejo Europeo –que reúne a los ministros y Jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países- el asunto de Honduras está en observación. Dependiendo de que todo transcurra con normalidad, de que efectivamente Manuel Zelaya abandone el país y que todo siga un curso sano, paulatinamente las relaciones con Tegucigalpa se restablecerán. Por otro lado, preguntado en Bruselas por la presencia de España en el cambio de mando, el ministro Migue Ángel Moratinos –quien por este semestre representa en Asuntos Exteriores a la presidencia rotativa de la UE- respondió que su país enviaría al acto sólo al representante comercial de la embajada en Honduras.

“Poco a poco, primero en América Latina, después en Europa y en el resto de mundo, los gobiernos irán reconociendo este proceso como la forma más viable para el regreso a la normalidad y la superación del impasse abierto por el golpe de Estado”, analiza en un informe del Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CIDOB) Raúl Benítez Manaut, quien no obstante afirma que “Honduras ha sentado un grave precedente”. Aceptarlo, opina por su parte Narcís Serra –director de CIDOB- “sería fomentar el riesgo de actitudes parecidas en otros países de la zona”, y concluye que –con respecto a la función de la comunidad internacional en este conflicto- “la UE debe ser consciente de sus responsabilidades y de su capacidad de influencia”.

Krise in Honduras Flash-Galerie
¿Llegan a su fin los meses de tensión en el país centroamericano?Imagen: AP

Una postura clara

“Las elecciones han sido ilegítimas y existe represión en el país, se han cerrado medios críticos”, afirma por su parte Lunacek, para quien el reconocimiento tácito del cambio gubernamental en Honduras por parte de la UE es inaceptable. La diputada europea tiene claro que existían “otros caminos”. Curiosamente, pocas horas antes de la conformación del nuevo Ejecutivo, el secretario general de Naciones Unidas también recuerda la resolución de la Asamblea General e insistió en que en ella se exigía la restitución de Zelaya en el poder.

Como fuere, de transcurrir sin mayores contratiempos la asunción de Porfirio Lobo, la salida de Manuel Zelaya y de llevarse a la práctica la amnistía que palearía la situación de polarización del país, todo va en camino a normalizarse.

“Ahí precisamente vemos el peligro: en normalizar una situación que no es normal, pues éste ha sido el primer golpe de Estado en América Latina en el nuevo siglo”, resalta Lunacek. Pero aparte de la cuestión de la pérdida de credibilidad europea cuando se trate de defender principios democráticos, en el interrogante acerca de reconocer o no al Gobierno hondureño se implican algunos intereses, como por ejemplo, indica la parlamentaria austríaca: “en la Cumbre entre la UE y América Latina y el Caribe del próximo mayo, España quiere –bajo su presidencia- celebrar el término del Acuerdo de Asociación con América Central”.

Autora: Mirra Banchón
Editor: Luna Bolívar Manaut