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¿Ha estallado la paz? - Comentario

DW-WORLD23 de marzo de 2006

Con el alto el fuego anunciado por la organización terrorista vasca ETA, la situación en España, ha cambiado notablemente perfilando el anunciado "principio del fin" de la violencia.

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"No a ETA", exclama esta niña en el País Vasco.Imagen: dpa


En 1998 la ambigua tregua anunciada por ETA durante el gobierno Aznar no sirvió para el cese de la violencia, la actitud abierta de negociación de Zapatero puede crear ahora un hito en la historia contemporánea española.

Tras ocho años de gobierno del PP, en el que el Gobierno español optó por la lucha central unilateral, considerando la vía policial como única válida para acabar con ETA y asestando duros golpes a la infraestructura terrorista, la política interior del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en colaboración con partidos nacionalistas adquirió otros tintes con la llegada de Zapatero.

El actual presidente español ya propuso el diálogo con ETA ante el parlamento en el debate sobre el estado de la nación consiguiendo la aprobación del congreso bajo una condición: el cese de la violencia. A la moción se opuso únicamente el conservador Partido Popular (PP), razonando que el diálogo significa conceder a los terroristas un papel de interlocutores en un proceso democrático.

ETA, acorralada políticamente con las sucesivas ilegalizaciones de su brazo político, parece haber aceptado parte de las exigencias de Madrid y propone ahora el alto el fuego permanente. El PP continúa dudando de la veracidad del comunicado matizándolo como una pausa y no una renuncia, como una búsqueda por parte de ETA de una razón para seguir existiendo.

En esta situación favorable para una normalización política en Euskadi, el gobierno central tendrá que actuar con prudencia para acabar con el terrorismo. El alto el fuego permanente no significa el cese de la actividad terrorista de la banda, pero si un avance hacia un proceso de paz enmarcado dentro de las instituciones democráticas.

Importante es ahora la unión de las fuerzas en el seno de la democracia. Gobierno y oposición tendrán que sentarse unidos para buscar una postura común y no desaprovechar la ocasión. Todavía es muy pronto para hacer una valoración de la propuesta de ETA pero, si las partes lo acuerdan, se prevé un proceso de negociación largo y difícil en el que ni ETA ni el gobierno español cederán fácilmente en sus condiciones.

Sería entonces el proceso de paz que podría acabar con el último grupo terrorista en activo en la Comunidad Europea y tras más de cuarenta años de terrorismo, conseguir que las sociedades vasca y española vuelvan a vivir tranquilas sin miedo a las bombas o a la extorsión. Con el anuncio de ETA, ambas partes han abierto un poco más la puerta para entrar al diálogo. Queda esperar que encuentren una misma salida: la paz.