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Gerhard Schröder: por tus promesas te medirán

CHP27 de julio de 2005

¿Por qué tanto desencanto? ¿Prometió el Gobierno de Schröder más de lo que podía cumplir? El Gobierno roji-verde se encuentra en una encrucijada que lo ha llevado a programar elecciones un año antes de lo previsto.

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En junio de 2003...Imagen: AP

En la campaña electoral de 1998, Gerhard Schröder prometió no hacer todo diferente pero si hacerlo mejor. No fueron pocas las reformas implementadas en los últimos meses de la era Kohl, que fueron revertidas después de que el Partido Social Demócrata (SPD) y su socio de coalición Los Verdes asumieran el poder. No fueron pocos los "regalos" con los que Schröder y su socio de coalición agradecieron la confianza del electorado. Sin embargo, con el fin del crecimiento económico esta forma grande y elocuente de gobernar llegó a su fin. Schröder cambió de ministro de finanzas. Situó a Hans Eichel en el puesto de Oskar Lafontaine. Desde ese momento ahorrar se convirtió en lema fundamental del Gobierno.

La esperanza de que para el 2006 el Estado habría saneado sus arcas, conjuntamente con el rechazo de la guerra de Irak y la gran ola de solidaridad a los damnificados de las inundaciones del Elba fueron la base que valió el triunfo socialdemócrata en septiembre 2002. Pero incluso la retórica más colorida se topa con las fronteras de la realidad. En primavera del 2003, Gerhard Schröder confrontó al pueblo alemán con la necesidad de profundas reformas en el sistema de seguridad social y el mercado de trabajo, reformas que conjugó en la Agenda 2010. Un proyecto que en su alcance es único en la historia de la República Federal de Alemania.

Compromisos a medias

Ante el cambio del balance de fuerzas registrado en el seno del Consejo Federal en los últimos tres años a favor de la Unión Cristiano Demócrata, el Gobierno se ve obligado a contar con el apoyo de la oposición para poder implementar su concepto de reformas. El Gobierno se ha tenido que volver un especialista en compromisos en todos los campos: las nuevas regulaciones para la ley de extranjería, por ejemplo. A pesar de que se facilitó la nacionalización a muchos extranjeros, la coalición roji-verde no logró imponer la doble nacionalidad a gran escala. Lo mismo sucedió en el caso de las parejas homosexuales. Su intención de que éstas gozaran de los mismos beneficios tributarios que los matrimonios normales fracasó ante el rechazo de los cristianodemócratas.

Más éxito tuvo el esfuerzo de Los Verdes y sus socios socialdemócratas en reducir el uso de energía atómica. Lograron negociar con los representantes del área de suministro eléctrico un plan para ir cerrando una a una las centrales nucleares en suelo alemán. La Unión tuvo que satisfacerse con advertir que revertirá esta decisión el día que logre asumir el poder nuevamente.

En lo que respecta a la postura frente al conglomerado europeo, el canciller Schröder dejó bien claro el papel de Alemania como garante de la unión y la integración europea. Pero Schröder no sólo cosechó éxitos en este campo. Aún cuando el Parlamento alemán ratificó por gran mayoría la Constitución Europea, no se logró alcanzar un acuerdo sobre el futuro financiamiento de la Unión. La mala coyuntura económica alemana propició que se violara tres años consecutivos el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. La fama germana de garante de la estabilidad del euro registró un severo revés.

¿En peligro el balance social?

De común acuerdo con la mayoría de los alemanes y muchos socios europeos, el canciller alemán rechazó la guerra de Irak, lo que perjudicó fuertemente las relaciones germano-estadounidenses. Muchos estadounidenses no entendieron por qué precisamente los alemanes, que gozaron durante las décadas de la Guerra Fría de la protección del ejército estadounidense, optaron por mantenerse al margen en la lucha contra el dictador Saddam Hussein. El desacuerdo entre los socios trasatlánticos obstaculizó la esperanza alemana por conquistar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Sin duda el proyecto más importante en la segunda mitad de los siete años que Schröder permaneció al frente de la cancillería fue el paquete de reformas "Agenda 2010". Fue este esfuerzo por renovar las bases sociales a lo que Schröder puso el mayor énfasis en los últimos años: "Las reformas no pueden postergarse. Significan despedirse de lo acostumbrado. Decirlo requiere sinceridad, y ésta la merecen los ciudadanos. Mi tarea y la tarea de los socialdemócratas es esforzarnos porque la recuperación de la eficiencia económica no haga peligrar el balance social."