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Feliz el que ayuda

ers.19 de octubre de 2003

Ante más de 300 mil personas, el Papa Juan Pablo II beatificó a la Madre Teresa de Calcuta, a quien calificó de "una de las figuras más significativas de nuestra época", por personificar un radical amor al prójimo.

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El lienzo con la imagen de la Madre Teresa, en el Vaticano.Imagen: AP

Desde el punto de vista netamente estadístico, la Madre Teresa figura en el número 1.315 de la lista de fieles beatificados por el Papa Juan Pablo II. Pero, sin lugar a dudas, ocupa un lugar muy especial en el corazón del Pontífice, quien se reunió varias veces con ella e incluso la visitó en 1986 en uno de sus centros de atención a los necesitados, en Calcuta.

Beatificación récord

Prueba de que no se trata de una beatificación más entre tantas es la rapidez con que la Iglesia le otorgó esta honra a la fundadora de las Misioneras de la Caridad, a sólo seis años de su muerte, ocurrida en 1997. No es un misterio que el Pontífice deseaba ser él quien nombrara beata a la Madre Teresa. Por eso dejó sin efecto las disposiciones eclesiásticas que imponían un plazo mínimo de 5 años tras el fallecimiento de una persona para iniciar el proceso de beatificación. De hecho, en este caso todo se desarrolló tan rápido que se habla de un récord en 500 años de historia.

Vatikan: Petersdom und Petersplatz gefüllt mit Menschen zur Seligsprechung von Mutter Teresa
Más de 300 mil personas asistieron a la ceremonia de beatificación, en la Plaza de San Pedro.Imagen: AP

Si bien el Papa, aquejado por el Parkinson, no estuvo en condiciones de leer por sí mismo toda su homilía, sus palabras fueron muy personales: "Estoy muy agradecido de esta mujer, que siempre sentí a mi lado", indicó el Pontífice. Y subrayó que "ella acudió a todas partes, para servir a Cristo entre los más pobres de los pobres. Ni siquiera los conflictos ni las guerras pudieron detenerla".

Servicio a los necesitados

La labor de la religiosa de origen albanés, nacida en 1910, ha sido reconocida ampliamente más allá del ámbito católico. No en vano fue galardonada en 1979 con el Premio Nobel de la Paz. Pero los honores de este mundo no desviaron la atención de la Madre Teresa, que hizo de su vida un ejemplo de humildad y servicio a los más necesitados. "Nadie es tan miserable que no represente la imagen de Dios", era un lema de esta mujer, conocida por muchos como "el ángel de los pobres". Ese espíritu también estuvo presente en la ceremonia de este domingo en el Vaticano, a la que fueron invitados 2000 vagabundos romanos, por expreso pedido de las Hermanas de la Caridad. Un gesto simbólico que expresa, sin embargo, el mensaje profundo de la Orden.

Simbólica resultó también desde otro punto de vista esta beatificación que vino a coronar el jubileo de los 25 años de Pontificado de Juan Pablo II, con motivo de la cual casi todos los cardenales se han hecho presentes en Roma. Porque destaca la misión de la Iglesia Católica de estar junto a los que sufren, como lo hizo la Madre Teresa de Calcuta. Su ejemplo recuerda que la felicidad no está en el tener, sino en el dar. Y eso es precisamente lo que quiere decir la palabra beata: feliz.