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Extranjeros en la mira

11 de abril de 2004

En Berlín se da prácticamente por hecho que los dos fectivos de seguridad alemanes, desaparecidos desde el miércoles en Irak, están muertos. Por otra parte, se desconoce la suerte corrida por tres japoneses secuestrados.

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Manifestaciones en Tokio contra la presencia de tropas niponas en Irak.Imagen: AP

Irak se ha convertido en terreno minado para los extranjeros. Al margen de los atentados y enfrentamientos, pende sobre ellos el peligro de caer en manos de los grupos de resistencia que, por lo visto, no tienen reparos a la hora de escoger a sus víctimas, como lo ha demostrado el secuestro de tres japoneses y otros civiles. También dos alemanes, integrantes de la brigada de defensa de fronteras que protege la embajada germana en Irak, se encuentran desaparecidos desde que el convoy en que viajaban desde Ammán a Bagdad fuera atacado el miércoles.Todo indica que ambos murieron en el ataque sufrido cerca de Faluya e incluso un reportero británico dice haber visto el cadáver de uno de ellos.

Crisis en Tokio

Entretanto, no se confirmaron las informaciones de medios de cominucación nipones, según las cuales los tres japoneses secuestrados habrían sido liberados.

El caso de estos ciudadanos nipones, a los que se ve con los ojos vendados y encañonados con armas de fuego en las imágenes enviadas por sus captores, ha sumido en una seria crisis al gobierno de Tokio. Porque la amenaza de los secuestradores de quemar vivos a los cautivos si Japón no retiraba sus tropas hasta el domingo ha vuelto a desatar la discusión sobre la participación japonesa en una intervención militar que gran parte de la población rechazaba. El primer ministro, Yunichiro Koizumi, ha rechazado categóricamente la posibilidad de doblegarse a la extorsión y, de seguro, se mantendrá firme. Pero la presión de la opinión pública va en aumento. Por dos días consecutivos se han producido manifestaciones en la capital, en las que se escucharon consignas como "la vida humana vale más que la alianza nipo-estadounidense".

Tiempos de incertidumbre

En términos políticos, la situación vuelve a complicarse para los más cercanos aliados de Bush. Por mucho que la visita del vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, a Tokio, o la del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a las tropas de su país emplazadas en Irak, apunten a demostrar una firme cohesión, en la práctica queda a la vista que aún es incierto el desenlace de esta aventura militar.

En Washington se reconoce que ésta ha sido una semana "difícil". Ello no sólo vale para el presidente Bush y sus amigos, sino también para todos aquellos que, aún sin haber tenido arte ni parte en la guerra, no son ajenos a lo que está ocurriendo en Irak, incluyendo a Alemania.