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El castillo de Wartburg festeja los 475 años de la Biblia luterana

27 de julio de 2009

Con una serie de exposiciones, el Museo de Wartburg inicia la conmemoración de los 500 años de la Reforma de Martín Lutero. En la primera, se festejan los 475 años de la traducción de Lutero del Nuevo Testamento.

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El castillo de Wartburg en Eisenach.Imagen: picture-alliance / HB Verlag

En el año 2017, la Iglesia Protestante celebra los 500 años de la Reforma de Martín Lutero, y declaró el tiempo que resta hasta ese año como la “Década de Lutero”. Una década en la que intenta llegar al público alemán, de norte a sur, con una serie de eventos. Además de la ciudad de Wittenberg, en Sajonia-Anhalt, el lugar más significativo en cuanto a la obra de Lutero es Wartburg, un castillo cercano a la ciudad de Eisenach, en el este de Alemania, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. Allí, Martín Lutero tradujo el Nuevo Testamento al idioma alemán en el tiempo récord de diez días.

Lutero reinterpretó la "gracia divina"

Su misión en este mundo fue corregir el rumbo de una Iglesia que, según él, se orientaba exclusivamente por la figura de Jesús. Martín Lutero, nacido el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben y fallecido en la misma ciudad en febrero de 1546, fue el teólogo de la Reforma.

Introdujo el concepto de la “gracia divina”, (Gnade, en alemán). Obtuvo su inspiración mientras estudiaba en su habitación, en una torre del Monasterio Agustino de Wittenberg, según se dice. Allí fue donde, meditando sobre un versículo bíblico ("El hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley", Romanos, 3.28) interpretó que la gracia divina es un regalo de la piedad de Dios al hombre, independientemente de los actos de este último. Con ello, conmovió las bases teológicas de la Iglesia Católica, que imponía a los creyentes obras concretas y ejercicios de fe como la veneración de reliquias y la compra de indulgencias.

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El cuarto donde Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán, en el castillo de Wartburg.Imagen: picture-alliance / dpa

Además de su Reforma, que se pasó a convertirse en nada menos que el nacimiento de una nueva Iglesia, la Evangélica (por su vuelta al estudio de los Sagrados Evangelios), Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán para hacerla comprensible a todos. Su labor de traducción comenzó en el castillo de Wartburg, en la ciudad germanooriental de Eisenach, en el estado de Turingia, en 1521.

El Nuevo Testamento en diez semanas

Muchos son los lugares en los que se refleja el paso de Lutero, y Deutsche Welle ha seguido sus huellas: “Hemos llegado a la capilla que fue construida en 1320. Desde los años 50 del S. XX la utilizamos para celebrar misas de ambas confesiones, la Católica y la Protestante. Las misas evangélicas comenzaron a celebrarse el 4 de mayo de 1521 porque ese 4 de mayo Martín Lutero arribó a Wartburg”, relata Hendrikje Döbert, la guía turística del castillo.

Ese es el motivo por el cual llegan 500.000 visitantes por año, para ver con sus propios ojos el lugar donde el fundador de la Iglesia Evangélica, bajo el pseudónimo de Junker Jörg, llevó a cabo su gran obra. En sólo diez semanas tradujo el Nuevo Testamento del griego al alemán. Y la exposición se llama en alemán “Dies Buch in aller Zuge, Hand und Herzen” (“Este libro en toda lengua, mano y corazón”, título basado en una frase de Lutero).

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Ejemplar del Nuevo Testamento, traducido por Lutero.Imagen: AP

El espectador interesado podrá apreciar allí todo lo que hay que saber sobre la Biblia de Lutero. Desde las lujosas Biblias de los príncipes hasta los manuscritos originales de Lutero. Y, por supuesto, un ejemplar de la Biblia de Martín Lutero, que se imprimió en Wittenberg y tiene anotaciones manuscritas del reformador, así como de sus compañeros Melanchton y Bugenhagen.

El alemán de la Biblia

La de Lutero, al contrario de lo que se cree, no fue la primera Biblia, explica la directora del departamento científico de la Fundación Wartburg, Jutta Kraus. Ya existían 18 traducciones fragmentarias de la Biblia al alemán mucho antes de que Martín Lutero comenzara a traducirla. Sin embargo, la del Reformador fue la más lograda ya que Lutero se esforzó por que fuera directa y de fácil comprensión para todos.

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Dibujo de Lutero traduciendo la Biblia (Gustav König).

Otro aspecto relevante de la exposición en el Wartburg es el tema de las dificultades lingüísticas con las que se enfrentó Lutero. El idioma alemán aún no estaba establecido como tal, y había diferentes formas de escribir y pronunciar las palabras. “¡Ah, si cada ciudad tuviera su propio traductor y este libro llegara a todas las lenguas, manos, ojos, oídos y corazones!”. Este era el deseo de un Lutero que, derribando barreras y a pesar de los malentendidos tradujo el libro sagrado a un alemán artificial, si se quiere, a una lengua que aún no se había formado del todo. Y ante todo, con expresiones que el hombre común podía entender. Así contribuyó también al posterior desarrollo de ese idioma.

Junto a la Biblia que perteneció a Lutero también se expone un ejemplar de la Biblia del pintor austríaco Hundertwasser. Y al final del viaje, los visitantes, llegados de todos los continentes, siguen buscando en el austero cuarto del castillo de Wartburg el espíritu de Martín Lutero.

Autor: Sigrid Hoff/ Cristina Papaleo


Editora: Emilia Rojas Sasse