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El aumento de la edad de jubilación promete un otoño caldeado en Francia

13 de agosto de 2010

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, tiene previsto acometer una reforma del sistema de pensiones que elevaría la edad de jubilación a los 62 años, y sonoras protestas empiezan a vislumbrarse ya en el horizonte.

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Trabajadores franceses contra la "jubilación a los 62".Imagen: AP

La socialista Martin Aubry, líder de la oposición francesa, celebraba el pasado fin de semana su 60 cumpleaños. Una fecha delicada, ya que su partido demanda a gritos mantener la "jubilación a los 60". Pero Aubry se ve más como contrincante de Sarkozy en las presidenciales de 2012 que como jubilada.

Sarkozy, en cambio, pretende convertir la reforma en su mejor argumento para la próxima campaña electoral. Su apuesta por la "jubilación a los 62" ya ha desató las primeras protestas y huelgas antes del descanso de verano. Ahora, todo parece apuntar a que la reforma del sistema de pensiones dará pie a un otoño caldeado en Francia.

41,5 años cotizando

En la práctica, la "jubilación a los 60" es en Francia más un símbolo que una realidad. El año pasado, la edad media de retiro se situó en torno a los 62 años, cuando en 2005 se encontraba todavía en los 59. El plan de Sarkozy es alargar la vida laboral de los franceses en cuatro meses cada año a partir de julio de 2011. Quien quiera cobrar la pensión máxima deberá haber cotizado al menos 41,5 años de 2020 en adelante.

Al igual que les sucede a otros en la Unión Europea, al Gobierno galo le preocupa las crecientes expectativas de vida, y eso pese a que en Francia nacen más niños que en otros Estados europeos. Este mismo año, el déficit supera los 30.000 millones de euros. Si no se efectúan cambios, éste podría alcanzar en 2050 los 100.000 millones de euros.

Flash-Galerie Streik Frankreich
Las protestas de junio contra el aumento de la edad de jubilación en Francia seguirán tras el verano.Imagen: AP

Mirando a Alemania

Cuando Francia está en problemas, a Sarkozy le gusta mirar al vecino alemán. Y en esta ocasión, la comparación le da la ventaja: en Alemania se discute una edad de jubilación de nada más y nada menos que 67 años, un debate impensable en Francia.

"El sistema alemán no es un modelo para nosotros, pero contiene muchos buenos puntos de partida", opina el senador conservador Alain Vasselle. Francia muestra especial interés por la elevada tasa de ocupación que registran los germanos de edad avanzada, y por la asistencia que recibe en este país la tercera edad. También el hecho de que a los alemanes se les informe regularmente sobre el monto de su pensión se ve en Francia como algo susceptible de adaptar.

Sarkozy cuenta con un estrecho margen de votos para su reforma, y sobre el proyecto se ciernen además las nubes del escándalo en torno a la heredera del imperio de cosméticos L'Oreal, Liliane Bettencourt. El hombre de Sarkozy a cargo de los cambios es el ministro de Trabajo, Eric Woerth, y éste es sospechoso de haber aceptado donaciones ilegales para la campaña presidencial de Sarkozy en 2007, según el testimonio de varios testigos.

Y además, está la resistencia de la calle, que cabe no menospreciar en Francia. Para principios de septiembre han sido convocadas ya las primeras huelgas y protestas, y éstas van a dar seguro de qué hablar.

Editora: Luna Bolívar Manaut (dpa)