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Devoción y negocio navideños

José Ospina Valencia19 de diciembre de 2003

Mientras San Nicolás se prepara para salir del bosque, desde finales de noviembre los comerciantes arman los mercados navideños. Estas ferias de la fantasía son una de las mayores atracciones del año.

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El mercadillo navideño de Nuremberg es el más famoso de Alemania.Imagen: AP

La Navidad es para los alemanes la fiesta más importante del año. Según estadísticas del Instituto Forsa, se destinan unos 30.000 millones de euros. Sólo en adornos navideños, los alemanes se gastan 2.000 millones de euros, revela la Asociación del Comercio al por menor. En Múnich hay incluso un supermercado de productos navideños que tiene abierto todo el año.

Por esta época abren en Alemania unos 300 mercadillos navideños. El de Núremberg es el más antiguo de Alemania. Sólo el año pasado fue visitado por 2,3 millones de personas. Artesanías, adornos, platos típicos y golosinas son parte de la oferta.

El alumbrado, los pesebres, los arbolitos, los teatrillos de títeres y marionetas, el carrusel en la ciudad de hierro y el aroma de las mentas alpinas, las galletas de nueces y cardamomo conquistan a chicos y grandes por igual.

Arrullados por villancicos de altoparlante, los adultos buscan también espantar el frío con un vaso de "Glühwein", el vino tinto caliente con canela y clavo que se sirve en esta temporada. Esos son los días en que se expelen verdaderos cúmulos de vapor oral.

Una muestra de cariño

Con la celebración del primer domingo de adviento, que incluye tomar el café acompañado de galletas o tortas de nueces, suena el pistoletazo para la carrera urbana por la compra de los regalos: una costumbre pagana según la cual los romanos obligaban a los pobres a dar regalos a los ricos.

Un exabrupto que los cristianos invirtieron y que hoy es muestra de aprecio y la mayor alegría para los niños. Hoy la tendencia es a regalar cosas prácticas o a hacer donaciones a organizaciones humanitarias. La consabida botella de whiskey es lo más "kitsch" que pueda regalarse hoy en día.

Tanto empresas como particulares compran bonos en librerías, tiendas discográficas, almacenes y, hasta en agencias de viajes, y los reparten entre parientes, amigos y clientes, para que ellos mismos escojan el libro, el concierto, el CD, el DVD, o el destino del paseo. Así se evita una desilusión doble: la de recibir tres veces la misma corbata y la de haber regalado algo repetido que ya no causa alegría.

Cada día tiene una dulce sorpresa

Los niños por su lado, están a la expectativa desde el primero hasta el 24 de diciembre. La apertura diaria de una ventanilla del calendario navideño depara a todos una sorpresa. Un día aparecen figuritas de personajes, otro de animales o paisajes y, últimamente, la versión en chocolate del Papá Noel: uno de los personajes más apetecidos en Alemania.

En la pasada Navidad se vendieron cerca de 70 millones de euros en Papás Noel de cacao y leche. Según cálculos del Centro de Información del Chocolate de Düsseldorf, en Alemania se producen anualmente, 50 millones de Papás Noel. Es decir, 10.000 toneladas de Papás Noel compuestos de 28% de cacao, 18 de leche y hasta del 25% de azúcar.

Santa Claus o el Papá Noel es una de las figuras más exitosas. Aunque tiene apariencia de abuelo, es el personaje más joven de todos. Surgió apenas en el siglo XIX por obra del pincel del pintor Moritz von Schwind quien lo bautizara "El Señor Invierno".

Fue la agencia publicitaria de una bebida estadounidense la que empezó a hacer de este modesto padre de familia, un "superman cachetón" de barbas blancas que hoy vuela en trineos de fórmula uno, salta por techos y rascacielos y es capaz de bajar y subir por chimeneas, sin que se haya atascado, a pesar de sus kilos y paquetes.