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¿Cómo ayudar a Abbás?

Emilia Rojas Sasse25 de junio de 2007

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, aunició su disposición a liberar a 250 prisioneros de Fatah, en lo que calificó como un "gesto de buena voluntad" ante su encuentro con el presidente palestino, Mahmud Abbas.

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Olmert y Abbás en Sharm el-Sheij.Imagen: AP

El balneario egipcio de Sharm el Sheij volvió a ser escenario de un encuentro tendiente a buscar salidas a la maraña del Medio Oriente. Pero la situación, entretanto, se ha complicado tremendamente. El presidente palestino, Mahmud Abbas, ya no controla el poder en Gaza y las fuerzas radicales de Hamás no reconocen al nuevo gobierno de emergencia. En estas circunstancias, el objetivo primordial de la reunión quedó reducido a brindar respaldo a Abbás. Sus interlocutores -el primer ministro israelí, Ehud Olmert, el rey Abdullah II de Jordania y el presidente palestino, Hosni Mubarak- han dejado de manifiesto su intención de aislar a Hamás, y en este contexto se inscribe el anuncio del gobernante israelí, de que pedirá la puesta en libertad de 250 de los entre 9000 y 10.000 prisioneros palestinos en poder de Israel. Los beneficiados serán militantes del moderado grupo Fatah que no hayan cometido delitos de sangre.

¿Y el proceso de paz?

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Cumbre cuatripartita, en vísperas del encuentro del Cuarteto del Medio Oriente.Imagen: AP

El paso, calificado como un "gesto de buena voluntad" israelí, no es mucho más que eso. La pregunta de fondo es: ¿hasta qué punto llegará la disposición de ayudar a Abbás? Y, no menos importante: ¿cómo hacerlo? Por ahora, en Israel se descarta una próxima reanudación de las negociaciones de fondo para resolver el problema palestino. El portavoz israelí de relaciones Exteriores, Yigal Palmor, señaló que resulta impensable negociar mientras los palestinos estén divididos. Y también resulta difícil imaginar que Abbás opte por renunciar definitivamente al control de la franja de Gaza, para avanzar hacia un acuerdo de paz que sólo involucre a Cisjordania.

El dilema se plantea igualmente a la Unión Europea, integrante del Cuarteto para el Medio Oriente que se apresta a celebrar su primera conferencia después de que Hamás asumiera el control de Gaza, provocando la división política de facto de los territorios palestinos, ya de por sí geográficamente separados. Hasta ahora, los europeos se han atenido a la misma estrategia de aislar a Hamás, cosa que ya venían haciendo desde antes, al suspender la ayuda directa a la administración palestina mientras el movimiento radical formaba parte del gobierno autonómico.

La figura de Blair

De momento, no se vislumbra otra receta diferente, pese al peligro que encierra. Porque, mientras Occidente y sus aliados cortan los contactos con Hamás, los sectores más extremistas del mundo islámico llaman a apoyarlo, como acaba de hacerlo el Nr. 2 de la red terrorista de Al Qaeda, Ajman al Sawahiri.

Al margen de lo anterior, limitarse a bloquear diplomática y económicamente a Hamás no será suficiente para lograr el cometido central, que es poner nuevamente en marcha el tan marchito proceso de paz en el Medio Oriente. ¿Qué contribución podrá hacer Europa? Por lo pronto, todo parece indicar que el aporte consistiría en la nominación de Tony Blair como mediador del Cuarteto para la región. Más allá de la talla política y las habilidades diplomáticas del saliente premier británico, está por verse cuán buena resultará la idea en la práctica, en vista de que su irrestricto apoyo a la guerra contra Irak no le ha granjeado mayores simpatías en buena parte de la población árabe.