Conferencia de Seguridad: un fin de semana para poner orden
3 de febrero de 2006
Para discutir sin cortapisas ni protocolo sobre los problemas de la seguridad mundial promovió en 1963 el oficial de la Segunda Guerra Mundial y ex combatiente de la resistencia contra Hitler, Ewald-Heinrich von Kleist-Schmenzin, la primera Conferencia de Seguridad.
Con la intención, hablar de seguridad, acuden a Múnich 43 años después unos 300 representantes de las altas instancias políticas y militares, además de un gran número de analistas y observadores de 50 países.
En el encuentro de este año, que se celebra por segunda vez de manera consecutiva, Irak, Irán y las relaciones transatlánticas serán los temas estrellas. También se tratará el futuro de Kosovo y los intereses de la política exterior y de seguridad de los países asiánticos.
La Conferencia se abre hoy con una cena en honor del presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili. El trabajo se deja para mañana, cuando comience realmente el "Davos" de la política de seguridad.
Programa nuclear iraní: la discusión constante
El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, el alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Javier Solana, la canciller alemana, Angela Merkel, unos 40 ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa: con tanto peso político bajo un mismo techo, el tema de Irán y su programa de enriquecimiento de uranio no podía pasar inadvertido.
Pero la otra parte también va a estar representada. A la Conferencia de Múnich viajarán el viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, y el encargado de negociar los asuntos nucleares, Javad Vaedi.
"Su presencia en la conferencia la considero como una señal política: saben que aquí se encuentran todos los posibles interlocutores y con ello demuestran que están interesados en el diálogo", dijo Horst Teltschik, que se encarga desde 1998 de organizar las conferencias.
Restaurar las relaciones transatlánticas
Ha llegado el momento de dejar atrás viejas discordancias y volver a la senda del amistoso entendimiento entre Estados Unidos y Europa. Esto es lo que se han propuesto los asistentes a la Conferencia de Múnich. Un asunto en el que Angela Merkel tendrá mucho que decir: los restantes países esperan que la canciller revele en el encuentro cuáles serán las líneas de la política exterior y de seguridad del gobierno de coalición que dirige.
Pendiente de debate está también la cuestión de la reforma de la OTAN. La organización atlántica necesita urgentemente que se redefina tanto su orientación como sus objetivos, ante el peligro de aparecer como una obsoleta reminiscencia de un mundo pasado.
"La OTAN no tiene divino derecho de existencia", dijo el ministro de Defensa británico, John Reid. Por eso, en opinión de Reid, a la alianza no le queda más remedio que adaptarse a los tiempos.
"La OTAN no es una policía mundial, ni tiene que pretender serlo", declaró por su parte de Hoop Scheffer. Lo que sí espera la organización es poder convertirse en una alianza mundial, y en este sentido recibe con los brazos abiertos a sus posibles nuevos miembros: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
Toda cumbre tiene su contracumbre
Unos 4.000 policías se encargarán de recibir a los miles de manifestantes que se esperan en Múnich durante el fin de semana que dura el encuentro. Las protestas comienzan desde el mismo viernes por la tarde con un concierto del cantautor alemán Hans Söllner, y para el sábado está planeada una gran manifestación por la calles de la ciudad a la que los organizadores, el "Grupo de Acción contra la Conferencia de Seguridad de la OTAN", calculan que acudirán unas 5.000 personas.