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Con la corriente

23 de febrero de 2010

La energía hidráulica es una de las más respetuosas con el medio, pero también es controvertida. Los proyectos hidráulicos no son necesariamente benignos con el entorno. Siempre hay otra manera de hacer las cosas.

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Imagen: Ijelisavcic

El uso de la energía hidráulica se remonta a más de 2.000 años atrás. Desde entonces, se utiliza para impulsar molinos, fraguas o serrerías. Hoy en día, la fuerza del agua se emplea, sobre todo, para la generación de electricidad: el 15% de la producción mundial, más que a través de la energía atómica. Otras fuentes de energía renovable alcanzan actualmente sólo el 4% de la generación de electricidad global.

Wasserrad
Energía hidráulica clásica: la noria.Imagen: HydroWatt GmbH

Pero el potencial del agua como generadora de energía es aún superior. Cada megavatio de electricidad producido a través de la energía hidráulica evita un mayor incremento de las emisiones contaminantes de dióxido de carbono. Algunos estudios apuntan que la energía hidráulica podría generar tanta electricidad como para satisfacer por completo la demanda mundial. Un escenario que, sin embargo, no se producirá. "Sencillamente, los costes y beneficios no son proporcionales", afirma Andre Böhling, de Greenpeace Alemania, que añade: "el agua como energía renovable debe ser tomada en consideración de forma diferenciada caso por caso".

La energía hidráulica es, en sí misma, una forma de energía extraordinariamente respetuosa con el medio ambiente. Sin embargo, los proyectos de energía hidráulica no son necesariamente benignos con el entorno. Y es que, generalmente, implican una intrusión en la naturaleza de enormes dimensiones.

Presa vieja, nueva energía

"La Esperanza Hydroelectric Facility" es el prototipo ideal de explotación exitosa: el proyecto de energía hidráulica, localizado en Honduras, utiliza una presa que ya existía desde hace muchos años. Así, el impacto sobre el paisaje es mínimo, mientras que se hacen evidentes los efectos positivos a través de la constante producción de electricidad. No es casual que el proyecto del empresario canadiense Ron Turner fuera nominado al "World Clean Energy Award" ("Premio Mundial de Energía Limpia"). La instalación fue la primera en todo el mundo en disposición de vender sus propios certificados de dióxido de carbono tras la aprobación del Protocolo de Kyoto, en 1997.

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Un proyecto gigantesco: presa de las Tres Gargantas, en China.Imagen: AP

Son muchos los proyectos de grandes embalses que se convierten en un auténtico desastre ecológico, económico y social. El motivo, la enorme intrusión que provocan tanto en la naturaleza como en la propia sociedad. La presa de Sardar-Sarovar, en la India, o la de las Tres Gargantas, en China, son más bien un símbolo de la destrucción del medio ambiente y del desprecio por los derechos humanos antes que un progreso para el clima. Especialmente problemáticos son los embalses que provocan la inundación de bosques. Las plantas en descomposición liberan durante años grandes cantidades de metano, un gas de efectos aún más devastadores para el clima que el CO2. Pese al dudoso balance, en India, China o América Latina, se persiste en la construcción de grandes instalaciones.

"El debate sobre grandes proyectos se acabó"

En los países industrializados, proyectos de este tipo son impensables. "La discusión sobre nuevos macroproyectos en Alemania se acabó", afirma Harald Uphoff, de la Asociación Federal de Centrales Hidroeléctricas Alemanas. Las posibilidades de crecimiento para la energía hidráulica se basan, sobre todo, en el uso de nueva tecnología. Actualmente, se encuentran en fase de pruebas unas boyas de superficie que pueden ser colocadas en los ríos con un impacto ecológico mínimo. Pero, sobre todo, hace falta modernizar las centrales, a menudo con más de medio siglo de vida, para producir más electricidad. El proyecto de Honduras ha señalado el camino.

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Boyas de superficie: aún en fase de pruebas.Imagen: Aqua Libre GmbH

¿Potencial para Alemania?

En Alemania, la energía hidráulica es, tras la eólica, la segunda energía renovable en importancia. Supone el 3,5% del total de la producción de electricidad. Sin embargo, su futuro desarrollo genera controversia: ¿tiene sentido desde el punto de vista económico y ecológico? "A largo plazo, no esperamos un crecimiento significativo de la energía hidráulica en Alemania", afirma Andre Böhling desde Greenpeace. Una visión que, según Uphoff, "tiene algo de profecía autocumplida". Los empresarios consideran que la producción de electricidad a partir de la energía hidráulica dispone de margen para crecer, cuando menos, un 33%.

La principal esperanza la constituye, especialmente, la denominada "pequeña energía hidráulica": instalaciones pequeñas y descentralizadas con un rendimiento de hasta 5 megavatios. Hasta la fecha, este tipo de centrales producen el 20% de la energía hidráulica en Alemania. Según Uphoff, "a menudo, una instalación de estas características es suficiente para abastecer a un pueblo entero".

15.000 presas sin utilizar

El Gobierno alemán cifró, en un estudio elaborado en 2008, en 15.000 las presas existentes en los ríos y arroyos del país que no se utilizan para la generación de energía. Las empresas del sector hidráulico todavía pretenden producir electricidad en grandes magnitudes a partir de las centrales nucleares. Algo que a menudo choca con la oposición de los defensores del medio ambiente.

Fischtreppe des Wasserkraftwerks in Trendelburg
Una escalera para peces. Para que los embalses no interfieran en la vida animal.Imagen: BMU / Bernd Müller

Ahora que la Ley de Energías Renovables de 2009 ha sido complementada, se dispone de una solución salomónica. Aunque no se concederán certificados de CO2, se aumentarán los incentivos a la producción de electricidad verdaderamente respetuosa con el medio ambiente. Aquellas centrales pequeñas que introduzcan medidas ecológicas (como puede ser la colocación de una escalera para permitir que los peces naden de un lado al otro de la presa), recibirán más dinero por cada vatio que introduzcan en la red eléctrica.

Autor: Oliver Samson
Redacción: Emili Vinagre