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Comer: bueno, rico y barato

Luna Bolívar Manaut13 de enero de 2006

Cada cuatro años, la Asociación Alemana de Alimentación da a conocer sus datos sobre los hábitos alimentarios de los alemanes: entre los sanos y los devoradores de comida rápida hay diferencias económicas y culturales.

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La OMS recomienda comer 650 gramos de verdura y frutas al día, como mínimo.Imagen: Bilderbox

Dietas que dependen del grupo sanguíneo o que combinan adecuadamente los alimentos fríos y calientes. Comida macrobiótica y productos netamente biológicos. Uno se sorprende de la cantidad de libros y teorías para una alimentación sana que circulan y tienen éxito en Alemania, y del número de alemanes que han pasado alguna vez en su vida por la consulta de un nutricionista.

Y al mismo tiempo, los estantes de los supermercados están plagados de comida precocinada, de alimentos congelados, de sopas de sobre y salsas en polvo para enriquecer los platos. La publicidad televisiva cuenta con mil y una ideas de cómo agradar a la familia cocinando rápidamente y sin esfuerzo a base de abrir paquetes. Según las estadísticas, cada alemán dedica una media de 17 minutos al día a cocinar.

La sociedad de los dos comensales

Bayrische Weisswurst und Brezel
La típica salchicha alemana se consume en exceso: 600 gramos de carne a la semana son más que suficentes.Imagen: Bayern StMUGV

El Instituto de Investigación Ecológica y Social de Alemania ha dividido a los alemanes en siete tipos de comensales: el desinteresado consumidor de comida rápida, el comedor de carne barata, el estresado manager diario, el cocinero rutinario sin alegría, el orientado a lo sano de manera convencional, el ambicionado preocupado por el fitness y aquellos que están concienciados y son exigentes con su alimentación.

Sin embargo, escribe Die Tageszeitung de Berlín, a grosso modo en la sociedad alemana pueden distinguirse dos tipos de ciudadanos atendiendo a sus costumbres culinarias: el que lleva una alimentación sana, y el que no. El sano suele disponer de más recursos económicos y mejor formación. Las clases más bajas y de menor nivel cultural se alimentan peor.

Según el diario, en Alemania aumentan los casos de familias que no pueden permitirse más de dos comidas calientes a la semana, y se está creando una sociedad con dos estilos muy diferenciados de vida. Pero no sólo el dinero es determinante a la hora de comer bien. Saber alimentarse no tiene porqué ser caro.

Col en invierno, patatas en verano

Wolfgang Clement bei Burger King
El ex ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, se apunta a la comida rápida.Imagen: AP

El alemán consume una media de 1,7 kilos de carne y embutidos a la semana, cuando con una cantidad que oscilase entre los 300 y los 600 gramos sería más que suficiente. Así, el dinero no invertido en carne podría emplearse en comprar frutas y verduras. La Organización Mundial de la Salud recomienda ingerir como mínimo 650 gramos de vegetales al día.

Por otra parte, cocinar en casa con productos frescos es, aunque pueda parecer lo contrario, mucho más barato que si se recurre a los congelados y los platos ya preparados. Además de mucho más sano. Eligiendo alimentos de temporada se ahorra dinero y se come mejor, así que los expertos en nutrición exhortan a los alemanes a comer más col en invierno y más patatas con quark, una salsa de queso fresco con hierbas, en verano.

Los restaurantes de comida rápida de todo tipo que se extienden con sus ofertas por todas las ciudades modernas ofrecen comida barata que alimenta poco y provoca sobrepeso, problema que padecen cinco de cada diez mujeres, cinco de cada diez niños y tres de cada diez hombres en Alemania.

Recurrir a la hamburguesa o la pizza es una costumbre difícil de erradicar porque, según dicen los expertos, a muchos alemanes les gusta comer rápido, por poco dinero y, si satisfacen el hambre, les es indiferente el valor nutritivo que tengan los alimentos consumidos.