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América Latina tiene que volver al radar de Europa

5 de julio de 2005

Latinoamérica no parece figurar en la agenda oficial europea. Fuera del diálogo político, los problemas de la región son un lastre para su atractivo. Además, la Unión Europea (UE) tiene otras prioridades.

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"Foto de familia", en la III Cumbre Euro-Latinoamericana en México en mayo de 2004.Imagen: AP

Salvo algunas excepciones, desde Latinoamérica domina la sensación que el interés europeo se limita a elevar las barreras comerciales o bien conceder algunas preferencias a los más pobres.

Así, se acaba de aprobar, por ejemplo, el nuevo régimen de acceso preferencial al mercado de la UE para los países andinos y centroamericanos, para los más pobres de la región. O bien, seis países latinoamericanos productores de banano (Ecuador, Colombia, Costa Rica, Panamá, Honduras y Guatemala) pidieron que la Organización Mundial de Comercio (OMC) investigue si los nuevos aranceles propuestos por la UE para la importación de banano, tres veces superiores a los actuales, dañarían su acceso al mercado de la zona europea.

Aunque existen mecanismos de cooperación al desarrollo y una tradición en el diálogo político entre ambas regiones, Latinoamérica como conjunto estratégico no figura en la agenda externa europea.

Menos diálogo y más negocio

Expertos como la periodista internacional Hildegard Stausberg, exigen que se deje atrás la clase retórica que no se cansa de hacer referencia a los lazos históricos y valores comunes entre Europa y América Latina.

Ante la asimetría del intercambio comercial, por ejemplo, frenado en gran medida por el proteccionismo europeo, remitirse a valores comunes parece poco consecuente. Sin negar su existencia, Stausberg considera en cambio urgente "dirigir la mirada hacia las metas comunes".

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"Más comercio y menos retórica", piden muchos expertos.Imagen: dw-tv

Los acuerdos de libre comercio que la UE mantiene con México y Chile, son la excepción. En cambio, los reiterados fracasos en el acercamiento entre el MERCOSUR (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) y la UE, ratifican por la vía indirecta que "el grado de integración de los acuerdos latinoamericanos es mucho menor de lo que aparentan".

Tareas pendientes

Para la mayoría de los expertos no es casual que Chile ("país reformador ejemplar ") y México ("socio privilegiado de los EE.UU.") hayan sido exitosos en sus relaciones con la UE. Las ventajas que presentan estos países, indican la lista de tareas pendientes para muchas naciones latinoamericanas.

No alcanza con haber domado la inflación y se debe avanzar en la profundización de las reformas estructurales. Pero también se deben fortalecer las instituciones y los sistemas políticos, especialmente ahora que una proporción considerable de ciudadanos latinoamericanos dudan que la democracia sea la mejor forma de gobierno.

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Tensiones políticas y enfrentamientos callejeros, como recientemente en Bolivia, ahuyentan a los inversores.Imagen: dpa

Los problemas institucionales en torno a la crisis argentina, la inestabilidad política en Ecuador y Bolivia, las tensiones en torno al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, y el futuro incierto de Cuba, son algunos factores que explican por qué muchas naciones europeas y sus empresas miran hacia otros horizontes.

Europa debe actuar

España y, en menor medida, Portugal son las únicas excepciones europeas con una agenda latinoamericana propia. España se presenta incluso como "socio natural" de la región ante Bruselas, como la puerta de entrada a la UE.

Muchos otros países, como Alemania por ejemplo, tienen intereses empresariales concretos. Esto requiere "una política propia hacia Latinoamérica", señala Stausberg. Pero la agenda no se agota con el apartado económico. Cabe considerar especialmente los factores estructurales que determinan el atractivo a largo plazo de una región, como la emigración económica o bien los aspectos de seguridad. Los problemas asociados a estos fenómenos deben resolverse para fortalecer a la región y fomentar su regreso al "radar" de la agenda externa de Europa.