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Afganistán y el optimismo de Bush

emilia rojas15 de junio de 2004

El presidente estadounidense prometió un férreo apoyo a Afganistán y aplaudió los avances logrados, al recibir en Washington al presidente afgano, Hamid Karsai. Éste, por su parte, solicitó más tropas de la OTAN.

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Hamid Karzai habla en la cámara de comercio estadounidense.Imagen: AP

George W. Bush vuelve a hacer gala de optimismo. Según su apreciación, en Afganistán se ha conseguido extraordinarios progresos. "Las tropas de coalición, entre ellas muchos valientes afganos, reportaron a Estados Unidos, Afganistán y el mundo libre la primera victoria en la lucha contra el terrorismo", afirmó el presidente estadounidense, tras haber sostenido una entrevista con el presidente Hamid Karzai, en Washington.

La violencia que no cede

En la misma jornada en la que ambos políticos se daban la mano en la capital estadounidense, un misil estallaba cerca del cuartel de las tropas de la OTAN en Kabul, causando heridas a un soldado afgano. No fue, por cierto, uno de los incidentes más dramáticos que han ocurrido en los últimos tiempos en ese país que, desde la guerra contra Irak, ha pasado prácticamente al segundo plano informativo. Por ejemplo, a comienzos de este mes fue asesinado el jefe policial de Jalalabad y, cuatro días más tarde, 15 miembros del personal de la ONU se salvaron por poco de morir en una emboscada. Menos suerte tuvieron 12 chinos, asesinados cerca del área en que opera el contingente alemán de paz, en la región norteña de Kunduz.

No sorprende, en consecuencia, que el presidente Karsai haya aprovechado su viaje a Washington para solicitar a al Pentágono que la OTAN que envíe más refuerzos y, en lo posible, lo haga antes de las elecciones previstas para septiembre. Los preparativos para tales comicios, sin embargo, se están viendo dificultados por la violencia y, de hecho, la ONU sólo ha podido empadronar hasta ahora a cerca de tres de los aproximadamente diez millones de electores. En suma, el panorama es complicado. Y el presidente afgano lo tiene claro, como lo indican las declaraciones que formuló al semanario alemán Der Spiegel, en las que estimó que su país requerirá la presencia de soldados extranjeros por una década.

Progreso económico

Pero en Washington se prefirió mirar el lado positivo de la medalla. Bush alabó los notables progresos logrados en Afganistán, subrayando que éste "ya no es una fábrica de terroristas, que envía miles de asesinos al mundo". Igualmente destacó que la economía afgana se recupera, después de "los años de guerra y tiranía" que la devastaron. También Karsai expuso los logros económicos de su país, indicando que el crecimiento del año pasado fue del 30% y el año pasado del 25%.

Naturalmente, este viaje constituyó una ocasión propicia para agradecer la ayuda de Estados Unidos, sin la cual ese repunte no habría sido posible. El presidente estadounidense, por su parte, reafirmó su compromiso con Afganistán, subrayando que "la seguridad es indispensable para un sostenido progreso y crecimiento. Además anunció una serie de iniciativas en el ámbito de la educación, la promoción de mujeres y el comercio. Todo ello, con una mirada marcadamente optimista hacia el futuro.