Aenne Burda: el molde de una reina

"La moda no es sólo un idioma que se entiende en todo el mundo; también representa un poder mundial". Esa es, según Aenne Burda, la explicación del éxito que logró con su revista "Burda Moden". Por allá por la década del 50, la publicación se convirtió en un referente obligado para las mujeres que querían vestir prendas modernas, sin gastar lo que no tenían. Eran los tiempos de la postguerra en Alemania, cuando la mayoría de las cosas tenían carácter de lujo para una población que recién comenzaba a levantar cabeza. Y la revista dio en el clavo, lanzando una innovación al mercado: los moldes recortables, gracias a los cuales miles de mujeres pudieron confeccionar sus atuendos a bajo precio.

Éxito internacional

"Mi objetivo era ofrecer una moda práctica y al alcance de amplios círculos de la población", indicó tiempo atrás Aenne Burda, una de las mujeres que con más propiedad encarnó el llamado "milagro económico" alemán. Hija de un maquinista de locomotora, Anna Magdalena Lemminger siempre quiso destacarse. Su matrimonio con el editor Franz Burda le abrió las puertas. En 1949, su marido adquirió una endeudada editorial de modas, que ella transformó en un éxito. Su fórmula pronto traspasó las fronteras germanas. La creatividad, unida a un lúcido y decidido espíritu empresarial, convirtieron a Burda en el principal imperio editorial de la moda a nivel mundial. A la revista original se sumaron otras, con instrucciones para tejer, hacer muñecos o decoraciones navideñas. Todo práctico, al gusto de la emprendedora empresaria.

En 1965 la tirada superó, por primera vez, la barrera del millón de ejemplares. A fines de los años 80, las publicaciones eran traducidas a 18 idiomas y se vendían en más de un centenar de países. Pero Burda no sólo hizo historia en el plano empresarial y económico, sino también en el político: en 1987, "Burda Moden" se convirtió en la primera revista occidental en venderse en la Unión Soviética. Toda una "revolución", según palabras del ministro germano federal de Relaciones Exteriores de esa época, Hans Dietrich Genscher. Siete años más tarde se encontraba también en el mercado chino.

Parámetros vigentes

Al cumplir los 95 años, este 28 de julio, Aenne Burda ha sido agasajada como corresponde. Su ciudad natal, Offenburg, le rindió homenaje bautizando una avenida con su nombre. Y el primer ministro del estado de Baden Wurtemberg, Erwin Teufel, le dedicó en persona palabras de reconocimiento, afirmando que "con su sorprendente fuerza creativa, en la joven República Federal de Alemania ella estableció en el mundo de la moda y las revistas, parámetros que aún siguen vigentes".

Pero el tiempo ha pasado y el mundo ha cambiado. Hoy en día, las mujeres tienen acceso a las grandes cadenas que venden ropa de moda a precios más o menos convenientes. Por lo demás, pocas disponen de tiempo suficiente para aventurarse en las artes de la costura. "Fue lindo, pero terminó", reconoció la editora cinco años atrás. No obstante, el imperio editorial que lleva el nombre de Burda sigue existiendo, manejado actualmente por uno de sus hijos, que también ha dado con la clave del éxito: con más de 250 títulos, distribuidos a nivel mundial, el consorcio registró el año pasado un volumen de ventas cercano a los 1.850 millones de euros. La revista de modas forma parte de él, aunque ha dejado de ser un pilar sustancial.