Amores perros

Habrá quien encuentre ingeniosa la idea de Karl -Friedrich Lentze, artista conceptual alemán. Habrá quien piense que su más reciente proyecto de abrir un burdel canino en un céntrico barrio berlinés es de mal gusto. Lo cierto es que ha logrado llamar la atención, la nuestra y la de las autoridades berlineses.

Lentze propuso abrir un local en donde los dueños de Rex, Fifi y Haso pudieran dejar a sus "amigos" para que bajo el cuidado de un veterinario y su ayudante, pudieran dar rienda suelta a sus necesidades caninas.

Certificado se satisfacción

Sería, según el concepto del artista, un local exento de discriminación al que podrían acudir perros negros, blancos, grandes, pequeños, bisexuales, etc. Además prometía cobrar la módica suma de 26 euros, sólo si Fifi quedaba satisfecha. Todo estaba pensado, preveía dar rebajas a los que compraran un abono. Como es de imaginarse, la idea poco común despertó un debate que duró más de dos meses.

Permiso denegado

El debate llegó a su fin con la negativa oficial de las autoridades berlinesas. En una misiva oficial el concejal municipal de asuntos sociales afirmó que pese a reconocer que la vida de los perros urbanos es bastante aburrida porque no tienen tareas específicas que cumplir en la actualidad, su sexualidad, la de los perros, está exclusivamente al servicio de la procreación.

El concejal explica que aun cuando algunos perros han desarrollado una serie de conductas anormales, la vista a la "casa de citas" sólo incrementaría esa tendencia. Buen conocedor del "mejor amigo del hombre" finaliza su misiva oficial indicando que lo que necesita un perro es una alimentación sana, mucho movimiento y trato cariñoso por parte de sus dueños.