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Opel recorta su producción en Europa y baja salarios

19 de noviembre de 2008
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En la crisis de la automotriz alemana Opel tanto los empleados comunes como los ejecutivos de alto nivel de las plantas de toda Europa, también las de España, sufrirán recortes en sus ingresos, según se desprende de informaciones conocidas hoy en Alemania.

Hay planes de recortar la producción en un diez por ciento en casi todas la plantas de al empresa, entre ellas la de Zaragoza, y en consecuencia acortar los tiempos de trabajo. Además de implementarse jornadas laborales de 30 horas, se eliminarán todos los pagos de bonos, primas y otros beneficios extra para altos ejecutivos. La producción del nuevo modelo Insignia garantiza una buena dinámica en la planta alemana de Rüsselsheim, pero las plantas de Bochum y Eisenach, así como la española de Zaragoza o la holandesa de Amberes serán subutilizadas.

Un portavoz de Opel destacó que tanto la gerencia como el comité de empresa están empeñados en que no haya pérdida de empleos. La empresa productora de energía solar SolarWorld anunció sorpresivamente hoy en Bonn que quiere comprar las plantas alemanas de la empresa, para "convertir Opel en la primera automotriz "verde" de Europa", aunque las condiciones que pretende para la operación la vuelven improbable.

GM comunicó sin embargo rápidamente que no se desprenderá de su filial. "Opel no está en venta", sostuvo un portavoz del gigante automotor en su ciudad de origen, Detroit. Hablar del tema no pasa de ser una "pura especulación", agregó. El parlamento estatal de Hesse aprobó hoy en su última sesión antes de disolverse destinar un aval de 500 millones de euros (630 millones de dólares) como reaseguro para Opel y la industria automotriz de ese estado federado. Así, tanto la automotriz como sus proveedores tendrán protección en caso de necesidad.

Opel hizo saber la semana pasada que pretende que entre el gobierno central de Alemania y los estados federados pongan a su disposición un reaseguro para el caso de que GM sufra drenajes masivos de dinero y se declare en quiebra. Opel, con sus cerca de 25.700 empleados, representa aproximadamente un cuarto de las operaciones europeas de GM.

Según información que publica hoy el "Frankfurter Allgemeine Zeitung", el reaseguro de ayuda estatal que necesitará Opel alcanzará "en el peor de los casos" los 1.800 millones de euros (22.700 millones de dólares) en 2009 y 2010, cifra que confirmaron diversas fuentes empresarias. El gobierno alemán había anunciado el martes que se tomará tiempo hasta Navidad para decidir si accede al pedido de Opel.

"Creo que hay que pensarlo muy bien", sostuvo por su parte el presidente de la automotriz Porsche, Wendelin Wiedeking, en relación con la ayuda estatal pretendida por Opel, aunque agregó que Opel, por su calidad de empresa filial de GM, es un caso excepcional y que por eso no hay que temer que las demás automotrices pidan lo mismo. También el Comisario de Industria de la UE, Günter Verheugen, consideró los problemas de Opel como "caso especial". "Circunstancias extraordinarias exigen medidas extraordinarias", dijo ante el Europarlamento en Estrasburgo. Opel es, agregó, una empresa con capacidad competitiva, a la que GM arrastró a una situación de necesidad. Nadie podría querer que desaparezca.

El presidente de la empresa SolarWorld, Frank Asbeck, dijo que su propuesta es seria. "Disponemos siempre de entre 800 y 1.000 millones de euros en medios líquidos", aseguró. "Requisitos básicos" son la separación completa de Opel de su empresa madre, la estadounidense General Motors, y que se concrete mediante "un pago de unos 1.000 millones de euros (1.260 millones de dólares)". Mientras tanto, los presidentes de los tres principales automotrices estadounidenses, GM, Ford y Chrysler, volvieron a repetir que quieren un nuevo crédito estatal de cerca de 25 millones de dólares (20 millones de euros). Es necesario "para sobrevivir a la crisis de liquidez", sostuvo hoy el presidente de Chrysler, Robert Nardelli, ante un comité del Senado estadounidense.

El presidente de GM, Rick Wagoner, advirtió sobre "las consecuencias sociales catastróficas" que tendría la quiebra de la industria automotriz. El presidente de Ford, Alan Mulally, prometió reformas integrales y modelos nuevos. Los demócratas estadounidenses del entorno del presidente electo, Barack Obama, quieren recurrir a los 700.000 millones de dólares (550.000 millones de euros) del paquete de rescate bancario del gobierno para la azotada industria automotriz. El aún presidente de la potencia norteamericana, George W. Bush, se opone a la idea, lo mismo que la mayoría de los republicanos.