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Alemania y América Latina, una nueva oportunidad

Günther Maihold *20 de mayo de 2008

Tras la gira de Angela Merkel, Alemania y América Latina tienen oportunidad de relanzar su relación. Pero todo depende de lo que hagan ambas partes, analiza el experto alemán Günther Maihold en artículo para DW WORLD.

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La canciller Merkel es recibida por el presidente de México, Felipe Calderón.
La canciller Merkel es recibida por el presidente de México, Felipe Calderón.Imagen: AP

Hace mucho tiempo que un canciller alemán no realizaba un viaje tan extenso y completo por América Latina. En el marco de la Cumbre entre la Unión Europea y América Latina más el Caribe, la canciller Angela Merkel visitó cuatro países y, a través de numerosos encuentros, se procuró una cercana impresión de un subcontinente en plena transformación.

Dominó en este viaje la imagen de la heterogeneidad en una región que, con nueva autoestima, desea reposicionarse en la política internacional.

Chávez y Merkel: todo acabó en cordialidad.
Chávez y Merkel: todo acabó en cordialidad.Imagen: AP

Intereses nacionales

En el plano principal aparecen pocas posiciones comunes entre las diferentes naciones latinoamericanas. En cambio, existen expectativas marcadas fuertemente por intereses nacionales, y éstas implican grandes exigencias para Alemania y Europa en el diseño de las relaciones bilaterales.

Todo ello demanda un relanzamiento de los vínculos entre Alemania y América Latina. Más allá de esta gira, debe producirse un nuevo impulso que no sólo nazca de la política, sino también de la economía y la ciencia.

Tierra de oportunidades

Por la conformación de la comitiva que la acompañó, la canciller Merkel dejó en claro que ve grandes oportunidades en América Latina, sobre todo para la pequeña y mediana industria de Alemania. Ahora ello debe transformarse en realidades concretas.

Pero la importancia de la cooperación tecnológica y científica fue tema central de las conversaciones con el presidente brasileño Lula da Silva, la mandataria chilena Michelle Bachelet y el jefe de Gobierno mexicano, Felipe Calderón.

Mexiko Deutschland Angela Merkel in Mexiko
México y Brasil fueron invitados al G-8 por Merkel.Imagen: AP

En ese ámbito, Alemania también puede reposicionarse como importante enclave de innovación tecnológica y de excelencia científica, además de consolidar nuevas formas de colaboración.

Prevalecen discrepancias

Del mismo modo, prevalecen claras discrepancias, que van más allá de la confrontación verbal con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, entre la canciller alemana y los dirigentes latinoamericanos: pocos de éstos son los que aceptan el modelo de economía social de mercado propagado por Merkel; en cambio, muchos orientan su agenda hacia una política económica con mayor participación del Estado.

Gobiernos de izquierda, de distintos colores, consideran que la puerta de entrada hacia los mercados internacionales pasa por el control del mercado interno. Cuestionamientos sobre el desarrollo de una mayor capacidad competitiva de las economías latinoamericanas van a dar a oídos sordos, dado el auge de los recursos naturales y el crecimiento de las economías nacionales.

Democracia, derechos humanos y desarrollo económico fueron puntos cardinales del viaje, y los problemas para ponerlos en práctica surgieron ante los ojos de la canciller, de modo especialmente claro, durante su estancia en Colombia.

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Merkel (der.) saluda al presidente de Colombia, Álvaro Uribe.Imagen: AP

Aquí hay muchas preguntas aún abiertas que resultaron evidentes durante el viaje de la canciller, pero cuya respuesta requiere un diálogo más profundo con los nuevos dirigentes latinoamericanos.

Señales a México y Brasil

Alemania, con todo, volvió a ser visible a través de esta gira por América Latina. Esto vale principalmente para temas como la política en medio ambiente, la seguridad alimentaria y las fuentes alternativas de energía. Aquí, Brasil y México juegan un papel central, no sólo en la región sino tambien como parte del G-8.

Con el involucramiento de estos dos países, durante la presidencia alemana del G-8, el año pasado, la canciller mandó una muy clara señal en cuanto a que espera de ellos mayor responsabilidad en la política mundial.

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La canciller alemana saluda en Brasilia al presidente Da Silva.Imagen: AP

Para la próxima cumbre del G-8, en Japón, han sido anunciadas iniciativas comunes, por ejemplo, en materia de precios de alimentos básicos. Esta labor conjunta, con un mayor entendimiento mutuo, puede trasladarse también a la negociación política y consolidar una colaboración más intensa.

Cuánto durará este “sentimiento latino” en Berlín, o si éste será tan sólo una efímera llamarada, dependerá sobre todo de si hay capacidad para establecer impulsos perdurables a la relación entre Alemania y América Latina, que lleven a los vínculos comunes a un nivel más alto de cooperación.

Puntos de encuentro

Alemania necesita socios en la política global, y los puede encontrar en América Latina si logra definir y desarrollar puntos de encuentro para iniciativas comunes. Este viaje podría ser el punto de partida, pero para ello debe evitarse que este entusiasmo se apague y se revierta en una rutina que acentúe las reservas y el estancamiento en las negociaciones, en vez de orientarse a las posibilidades de una futura cooperación.

Es tarea de la canciller y de sus socios en América Latina aprovechar la evolución positiva, que demanda algo más que este “sentimiento latino”. Pero sin este ánimo, ciertamente, se perderían importantes oportunidades para un futuro común.

*El Prof. Günther Maihold es subdirector de la Fundación Ciencia y Política con sede en Berlín y es uno de los expertos alemanes más reconocidos sobre América Latina.

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