Salto inexplicable

El Wetzlarer Neue Zeitung se ocupa de este tema, de la siguiente manera: „Concedido: el incremento en los ingresos de los diputados parece drástico en comparación con la evolución general de los salarios en el resto de la sociedad. Pero el impacto también crece en la medida que menospreciamos el valor de los parlamentarios en comparación con los altos ejecutivos, los jueces o los legisladores de otras naciones. Así que el incremento actual no es más que un paso hacia la normalidad. Esto le puede ser útil a la calidad de los actos de gobierno. De él pueden sacar provecho –esperemos- otros asalariados también.”

Salto inexplicable

Desde Potsdam, el Märkische Allgemeine es un poco menos optimista: „El asunto puede verse de modo relajado: el legislador y soberano gana tanto como un juez federal, siendo que uno hace las leyes y otro apenas las utiliza. Vista así, se trata de una decisión austera. Pero también puede vérsele con mirada polémica. ¿Por qué nadie se indigna por los ingresos generosos de los jueces federales, que ganan tanto como los mandatarios? La respuesta es sencilla: porque nadie los ve y porque los jueces no se adjudican sus salarios ellos mismos. Sobre todo, debe verse este asunto desde una perspectiva realista: un salto salarial de 15 por ciento no es compatible con los tiempos en que vivimos.”

Reproche anual

En Bonn, el General Anzeiger dice: “Desde hace tiempo se examina bajo lupa el esquema de jubilación de los diputados salientes. Pero se pasa por alto que con el trabajo de tiempo completo que requiere la labor legislativa nadie se hace millonario. Y cada año se repite el mismo ritual de reprochar a los políticos, en letras muy grandes, un supuesto saqueo a los contribuyentes.”

Indignación justificada

En Fráncfort del Oder, el Märkische Oderzeitung lanza, en cambio, una mirada crítica a este incremento salarial: “Para que no haya equivocaciones: los representates populares deben recibir un sueldo adecuado. Los diputados en Alemania, tanto los federales como los estatales, tienen sus necesidades bien cubiertas y disfrutan, por lo menos los del Bundestag, una serie de privilegios que la ciudadanía ni siquiera se atrevería a soñar. Por ello no deja de sorprender la falta de sensibilidad o el solo atrevimiento de subirse los sueldos y luego aprobarse ingresos suplementarios. Esto debería causar indignación, y lo hace. Los llamados a la austeridad expedidos por diputados sólo valen para el resto del mundo, no para ellos.”