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Cumbre OTAN-Rusia: “todo fue muy positivo”

Mirra Banchón4 de abril de 2008

La OTAN no se ampliará en un tiempo prudencial. En el escudo antimisiles probablemente participe Moscú, que pone a disposición su territorio para suministrar Afganistán. El encuentro OTAN-Rusia parece haber salido bien.

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El presidente ruso, Vladimir Putin, al lado de Traian Basescu, durante la cumbreImagen: AP

La mayor cumbre celebrada en la historia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) concluyó en Bucarest tras una reunión entre los jefes de Estado y de gobierno de los 26 países miembros de la Alianza Atlántica con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

“Seamos amigos”, propuso el presidente Putin. Que no hubo agresividad ni ningún tipo de confrontación, asevera la canciller alemana, Angela Merkel. Sin embargo, el saliente presidente ruso dejó las cosas claras: una ampliación de la OTAN hasta las mismas fronteras con Rusia –lo que resultaría de una adhesión de Ucrania y Georgia- se percibe como una amenaza.

Conciliador fue el tono que utilizó la canciller Merkel, al comentar la cumbre. Que estaba muy satisfecha y que “no hubo ningún tipo de agresividad en el debate”, aseveró. Eso sí aprovechó para puntualizar que en la cumbre quedó claro que “la OTAN no está dirigida en contra de nadie, y menos contra Rusia. Rusia es un socio”.

La seriedad de Putin

Algunos prestigiosos diarios digitales alemanes resaltan más bien la severa postura del presidente Putin, lo que se percibe como un disgusto del líder por el posible ingreso de Georgia y Ucrania a la Alianza Atlántica. Lo que en un comienzo parecía una posibilidad expresamente lejana, en la declaración final es una puerta abierta. El acercamiento a la frontera rusa “se interpretará como una amenaza directa a la seguridad del país”, declaró el presidente Putin.

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Vladimir Putin se dirige a la prensaImagen: AP

Que su rostro parecía congelado cuando pronunciaba esas palabras, dicen varios corresponsales, que sus palabras sonaban duras: “No nos bastan las explicaciones de que esto no supone ninguna amenaza para nosotros, pues la seguridad nacional no se construye sobre promesas. Sobre todo porque ya hemos escuchado promesas similares varias veces en anteriores ampliaciones de la OTAN”. Sin embargo, al final Putin calificó la reunión de positiva; la disposición al compromiso ha sido su característica. "Seamos amigos, seamos abiertos los unos con los otros", pidió.

“Esas palabras estaban más dirigidas a su propia nación que a los líderes de la OTAN”, analiza Bernd Riegert, corresponsal de DW-RADIO, pues “a pesar de todo ataque verbal, Rusia y la OTAN colaboran en las asuntos concretos”. Es más, según Riegert, Putin ha logrado tener un considerable grado de influencia en la Alianza Atlántica: “la adhesión de Ucrania y Georgia se aplazó básicamente para no disgustar a Rusia; los desmentidos de la canciller alemana no pueden disfrazar el asunto”, asevera.

Acuerdos concretos

Rusia y la OTAN cerraron un acuerdo sobre el transporte de equipamiento militar para la ISAF a Afganistán a través de territorio ruso, el transporte de armas queda excluido del pacto. En cuanto al controvertido emplazamiento del escudo antimisiles en Europa del Este, la canciller Merkel recalcó que no se trata de una medida en contra de Rusia.

Según información de agencias, la canciller cuenta con que en el encuentro de Putin con el presidente estadounidense, George W. Bush, en Sotschi se trate el asunto de una posible participación rusa en el escudo. “Éste no representa ninguna amenaza para Rusia, y con un acuerdo con Estados Unidos, Moscú se asegurará derecho a voto”, recalca Riegert.

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Al presidente George W. Bush también se le acaba el tiempoImagen: AP

Adiós, OTAN

Éste magno encuentro entre el líder ruso y la OTAN se produce por primera vez en seis años, y probablemente sea el último. Al respecto, la canciller Merkel expresó su deseo de realizar más a menudo encuentros de este tipo. Dado que Vladimir Putin abandona el Kremlin a comienzos de mayo, aprovechó también para pronunciar frases de despedida: que se alegra de pasarle el peso de la responsabilidad a su sucesor, Dmitry Medvedev, con quien vendrán “tiempos interesantes”, aseveró.

En resumen, tanto el líder ruso como los miembros de la Alianza Atlántica –enemigos durante la Guerra Fría- prefieren ahora estrechar los vínculos y resaltar los asuntos positivos, que provocarse más allá de las palabras. La cooperación se escribe con mayúscula, y, como declaró el secretario general de la Alianza, Jaap de Hoop Scheffer, luego de las conversaciones en Bucarest : "No puedo decir que esta mañana viéramos avances sorprendentes, pero el ambiente ha sido muy positivo".