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Bush ya es historia

Rojas Sasse, Emilia30 de enero de 2008

Evaluando su último discurso sobre el estado de la nación, los editoriales de la prensa hacen un balance poco halagüeño para el presidente George W. Bush, que ya se encamina a la puerta de salida de la Casa Blanca.

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Un presidente de salida pasa a segundo plano.Imagen: dpa

General Anzeiger, de Bonn: “La imagen de Bush podría modificarse si a largo plazo se consiguiera estabilizar Irak y transformarlo en una democracia fiable. Tal éxito no está en absoluto asegurado, si bien las cosas al menos han tomado un rumbo alentador en el último tiempo. De ese éxito o fracaso dependerá, más que de ninguna otra cosa, la evaluación que se hará retrospectivamente de la era Bush. En cambio, apenas incidirá lo que Bush se ha propuesto para su último año de gobierno. Bush ya pasó a la historia”.

En segundo plano

Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “No fue un discurso para los libros de historia. (...) En medio de la apasionante campaña electoral pasó a un plano político secundario. El presidente se mostró de buen humor, pero no pudo contrarrestar el ánimo de cambio en la sociedad estadounidense. Sus consignas de resistir en el plano económico y en Irak no llegan al público. (...) Aun cuando Bush quiere mantenerse a la ofensiva en la lucha contra el terrorismo, tanto él como sus republicanos están a la defensiva en el plano político interno”.

Presidente aburrido

Die Presse, de Viena: “¿Se acuerdan de Bush? En el torbellino de las primarias, su discurso sobre el estado de la nación –el último- pasó casi inadvertido. Si se hubiera ignorado del todo, tampoco le habría incomodado probablemente a nadie. El presidente, del que Estados Unidos ya se ha despedido en su fuero interno, no tenía nada nuevo que ofrecer. Bush se ha vuelto aburrido, y uno puede estar feliz de que así sea (...) Lo que queda son las consecuencias de sus graves errores de conducción en materia de política exterior, al igual que la montaña de deudas y la crisis económica que lega. El presidente hizo bien en no comenzar a hacer un balance, porque éste puede terminar siendo muy doloroso”.

Mejor epílogo

Jyllands Posten, de Arhus, Dinamarca: “Él no puede ser reelegido ni cuenta con un vicepresidente al que haya que encumbrar al cargo de primer mandatario mediante alabanzas. Por eso, George Bush no tenía compromisos con nadie al pronunciar su último discurso sobre el estado de la nación. Una nación que sigue librando sendas guerras en Afganistán y en Irak. Una nación al borde de la recesión. Una nación que busca a tientas su perdido liderazgo global. (...) Bush tiene un año para asegurarse un mejor veredicto histórico que el que se perfila hasta ahora. Eso requiere otra actitud política básica, tanto a nivel nacional como internacional. Es una tarea difícil en un año electoral. Pero el presidente estadounidense merece un mejor epílogo que este último discurso sobre el estado de la nación”.