¡Auf Wiedersehen, Alemania!
7 de septiembre de 2007
Según un estudio del Instituto Demoscópico de Allensbach, más de la mitad de las personas que declaran querer emigrar de Alemania, lo hace porque otros países les gustan más que el propio. Un tercio de ellos tienen motivos profesionales. Motivos fiscales mueven al 17% de los encuestados. Para este estudio se entrevistó a 883 personas con voluntad de emigrar.
Un tercio de los menores de 30 años podría imaginarse vivir para siempre en el extranjero; para este subgrupo, la plaza de trabajo sería el motivo de peso para darle la espalda, definitivamente, a Alemania. Los países en la mira de estos emigrantes en potencia no están muy lejos. Para los mayores son interesantes Italia (13 por ciento) y España (11 por ciento). Los más jóvenes piensan más bien en Francia (7 por ciento). Los países angloparlantes como Australia (27%) , Canadá (15%) o Estados Unidos (14%) son buenas metas para los menos de 30 años.
Emigrar está de moda
Durante la década de los noventa, el deseo de emigrar volvió a crecer entre los alemanes. En las décadas anteriores, máximo un 15% de los habitantes de la República Federal de Alemania pensó en emigrar. En los primeros años después de la guerra fue diferente: en ese tiempo uno de cada tres alemanes pretendía recomenzar en alguna otra parte del mundo. El milagro económico alemán los convenció de lo contrario. Avanzada la década de los 1950 sólo uno de cada 10 alemanes era un extranjero en potencia.
Muchos alemanes con Green Card
Cabe indicar que la Oficina Estatal de Migración de Estados Unidos indica que en lo que va del año, 1469 alemanes han ganado una Green-Card en el sorteo que realizan anualmente entre los postulantes a emigrar al “sueño americano”. Esto es otro indicador del latente deseo de aires nuevos que existe en este momento en la sociedad alemana. Por otro lado, haciéndose eco de esto precisamente, una popular cadena de televisión ha sacado una serie mostrando los avatares de tres familias teutonas en su nuevo y predilecto destino: dos de ellas en la soleada España y la tercera en la lejana y agreste Australia.