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Nuevas medidas de seguridad: conversos en la mira

Mirra Banchón7 de septiembre de 2007

Los ministros del Interior de los estados federados alemanes parecen querer volcar todo el peso del aparato de seguridad en ellos, los nuevos sospechosos, los conversos.

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¿Cómo protegerse del terrorismo islamista?Imagen: Montage DW/AP

Una palabra ha enriquecido el léxico político alemán después del frustrado atentado del 5 de septiembre: konvertiten, los conversos. Esto significa cristianos, o lo que fueren, que luego se convierten al Islam. Porque, en realidad, sólo de los convertidos al Islam se trata.

El ministro alemán del Interior, Wolfgang Schäuble, ya los tenía en la mira desde antes, como un fenómeno de alta peligrosidad, porque al haber nacido en la propia sociedad su pasaporte no permite reconocerlos a primera vista. Los ministros del Interior de los länder, estados federados, alemanes parecen querer volcar todo el peso del aparato de seguridad en ellos, los nuevos sospechosos, los conversos.

El ministro Schäuble, en entrevista concedida al Bild, el diario alemán de mayor tirada, los considera de plano una amenaza: “Se piensa que quien crece aquí y disfruta de las grandes ventajas de nuestra sociedad libre es inmune. Pero algunos de ellos son susceptibles de radicalizarse”. El ministro bávaro del Interior, Günther Beckstein, favorece su intensa vigilancia, pues éstos “tienen la tendencia a querer demostrar con un fervoroso fanatismo que son dignos de pertenecer a la nueva religión”. El caso de los dos jóvenes alemanes que preparaban un siniestro atentado de crudelísimo alcance es agua para los molinos de estos defensores a ultranza de la seguridad.

El converso invisible

Problemático es el asunto, pues ni todo converso es un terrorista en potencia, ni existe un registro de conversos en Alemania. Según el diario Tagesspiegel, las cifras que se manejan aquí son imaginarias, pues se basan todas en información que proporciona un solo instituto, cuyos datos provienen de estimaciones. De 4.000 conversos en el último año se habla; 18.000 se estima que hay en Alemania, la mayoría son conversas. Es más, para convertirse al Islam basta hacerlo ante dos testigos, no se necesita una institución, no existe un registro y menos estadísticas.

¿Y la libertad de religión?

Aquello que el querer ser musulmán los lleve necesariamente a ser islamistas radicales es, además, una ecuación bastante compleja. “Los conversos son los cuadros ideales de los grupos terroristas: conocen la cultura del país enemigo, pueden adaptarse, pasar desapercibidos. Pero en la caldera en que nos encontramos en este momento hay que resaltar, que los radicales son una minoría entre los musulmanes conversos”, opina el editorial del diario austriaco Die Presse, puntualizando: “Se dice, y con toda razón, que occidente tiene que defender sus valores. A éstos pertenece también la libertad religiosa”.

En tono semejante se expresa la obispa evangélica, Margot Käßmann, y advierte de una histeria general recalcando: “De países como Turquía o Indonesia criticamos que la gente tenga que temer por su vida cuando se convierten al cristianismo”. ¿No se estará comportando Alemania igual, sólo que a la inversa?

Registros on-line

Como fuere, dado la poca consistencia de este nuevo grupo enemigo, los conversos, los ministros del Interior no pudieron llegar a ninguna medida concreta. Los registros on-line para todo sospechoso encuentran cada vez menos reticencias y la penalización de visitas a campamentos de formación terrorista en Pakistán fue acogida con beneplácito.

El frustrado atentado de Ulm ha movido cimientos: la ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries, que hasta ahora había defendido a toda costa las libertades individuales, ya no excluye el favorecer los registros on-line, en ciertos casos. “Debido a que se van a llevar a cabo máximo 10 veces al año, no tenemos por qué estipular nuevas leyes en tres días y a prisa y corriendo”, aseveró. En todo caso, el reforzamiento de las medidas de seguridad en Alemania se hace sentir ya; y reformas legales que aprieten los tornillos se acercan a pasos agigantados. Especialmente en la mira, musulmanes, sobre todo los conversos.