1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Irak: guerra civil y fragmentación

Eva Usi15 de agosto de 2007

El terrorismo en Irak es un síntoma más de las rivalidades entre las distintas etnias, aunado a los intereses de las naciones vecinas. Tristes pronósticos hace un estudio.

https://p.dw.com/p/BUrH
Un atentado contra una gasolinera en Irak.Imagen: AP


El terrorismo que se vive a diario en Irak es un síntoma más de la compleja problemática que aqueja al país, desgarrado por las rivalidades entre sunitas árabes, chiítas y kurdos, que persiguen intereses propios y no los del país en su conjunto. Un estudio publicado por la Fundación Ciencia y Política (SWP, según sus siglas en alemán) advierte de una inminente fragmentación del país y un conflicto con potencial para expandirse a nivel regional.

Pese a la limitada influencia que puedan tener Alemania y Europa, el autor del análisis, Guido Steinberg, urge a respaldar el desarrollo pacífico de un sistema federal en Irak, así como disuadir a naciones vecinas, sobre todo a Turquía, a que no intervenga en el vecino país.

La única fórmula para prevenir un colapso del Estado iraquí es un federalismo funcional, es decir, una descentralización de las funciones estatales, advierte Steinberg, experto alemán en cuestiones relacionadas con el Islam y el terrorismo.

Weinendes irakisches Kind auf Müllkippe
La población divil es la que más sufre en el convulsionado país.Imagen: picture alliance / dpa

Federalismo o fragmentación

El estudio, titulado “Irak: federalismo o colapso del Estado” señala que el federalismo se debate acaloradamente en Irak. Los protagonistas de la discusión son los dos partidos kurdos mayoritarios: la Unión Patriótica de Kurdistán (PUK) y el Partido Democrático de Kurdistán (KDP), que promueven una anexión de la ciudad y la provincia de Kirkuk a la actual región autónoma kurda.

Por otra parte, el Supremo Consejo Islámico Iraquí, integrado por chiítas, busca fundar una región autónoma en la zona mayoritariamente habitada por dicha etnia, que comprende el sur y centro del país. A este grupo, respaldado por los chiítas iraníes, pertenece el actual primer ministro iraquí, Mouri al-Maliki.

Tanto kurdos como chiítas promueven un federalismo para asegurar su poder en las regiones dominadas por ambos. Más que un sistema federal funcional, la autonomía que persiguen les aseguraría poder político, por ello no sorprende que sus planes hayan encontrado una fuerte resistencia de partidos centralistas y distintos grupos al interior del país, así como de los países vecinos, Turquía, Irán, Siria y Arabia Saudita.

Irak Kurdistan Flagge Nowruz Neujahrsfeier
Bandera kurda ondea en la región al norte de Irak, dominada por kurdos.Imagen: AP

Irak, más convulsión

La política interna iraquí está dominada por la búsqueda de poder, seguridad e influencia por parte de las distintas etnias y grupos, sin que tenga mayor relevancia en sus intereses el destino del país en su conjunto. Los kurdos, que dominan en el norte de Irak, son los que más han avanzado en su proyecto de crear “de facto”, una gran región soberana kurda. Y tendrían buenas posibilidades de lograr su objetivo dado que tanto sunitas árabes, como chiítas, prácticamente se han resignado a las ambiciones kurdas.

Sin embargo la autodeterminación kurda plantea nuevos problemas. A finales de año habrá un pleibiscito en torno a la autonomía de la ciudad de Kirkuk, que los kurdos reclaman como su territorio, que quieren expander a toda la provincia del mismo nombre. A ello se oponen rotundamente turkmenos y comunidades sunitas que Sadam Husein asentó ahí.

El experto prevé que la votación favorecerá a los kurdos, en cuyo caso no se podría descartar una intervención militar de Turquía. Ankara teme un Estado Kurdo en dicha región al sur de su territorio, capaz de sobrevivir con las reservas de petróleo existentes en su subsuelo, que envalentonaría a los kurdos turcos. Turquía, según el autor, impediría de ser necesario por la fuerza militar, una aspiración que podría conducir a la fundación de un Estado Kurdo y la fragmentación de su territorio.

Schiitische Demonstranten in Bagdad
Manifestación chiíta en Bagdad.Imagen: AP

Múltiples intereses en juego

Escepticismo despierta también el poder político disfrazado de autonomía que busca la fuerza motriz de los chiítas, el Supremo Consejo Islámico Iraquí, cuando se presenta a sí mismo como una fuerza pro-federal. En realidad el objetivo chií es contar con una zona segura en el sur del país en la cual los chiítas se encuentren a salvo en caso de que los enfrentamientos con la etnia sunita estallen en una guerra civil.

Los sunitas por su parte, según el detallado análisis del autor, actúan de manera contradictoria. “Por una parte no aceptan que el gobierno central esté dominado por la población mayoritaria chiíta. Al mismo tiempo rechazan vehementemente la descentralización del sistema gubernamental”, afirma el autor. Los sunitas, dominantes durante la dictadura de Sadam Husein, que representan un 20% de la población iraquí, siguen considerándose los verdaderos herederos del Estado de Irak, y un sistema federal no es atractivo para ellos pues mientras kurdos y chiítas nadarían en petróleo, ellos quedarían marginados. Tampoco tienen el peso para imponer una distribución más equitativa del petróleo iraquí.

Verwarnung an Syrien
El ex-secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, acusó a Siria de apoyar actividades terroristas en Irak.Imagen: ap

Inestabilidad controlada

Si de por sí la situación interna es complicada, los intereses de los países vecinos la empeoran aún más. Los países árabes sunitas no respaldan un sistema federal en Irak, temen una influencia dominante de los chiítas y de Irán. Incluso, por razones de seguridad, Siria prefiere un Irak inestable. También Irán promueve una “inestabilidad controlada”, en su vecino occidental. El autor afirma que pese a que ninguno de los vecinos de Irak quiere que el país acabe fragmentado tampoco hay interés en una solución política que lo estabilice.

Por eso el estudio llega a la conclusión de que el Estado iraquí ha fracasado ya. La mejor solución, la implementación de un sistema federal, sin importar las líneas divisorias de etnias y religiones, ha sido descartada. Incluso una segunda opción, la creación de un modelo federal en el que se llegue a un compromiso que considere esas líneas divisorias, fracasaría debido a la oposición de las fuerzas anti-federales. El diagnóstico es caos, más violencia y dictadura chiíta. Los únicos que son susceptibles a la influencia política europea son los kurdos.