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Liberados de prisión libia: “horribles torturas”

Agencias/pk28 de julio de 2007

Enfermera búlgara y médico palestino recientemente liberados declaran que fueron severamente torturados en Libia.

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Las cinco enfermeras búlgaras y el médico palestino en un juzgado en Trípoli (foto del 11.07.2007).Imagen: picture alliance/dpa

Sneshana Ivanova Dimitrova, una de las cinco enfermeras recientemente liberadas de una prisión en Libia, dijo en declaraciones al diario alemán “Berliner Zeitung”(edición del sábado) que sufrió torturas, aislamiento y humillaciones.

También el médico Ashraf al Hasus manifestó en una entrevista emitida el viernes por la noche en la televisión holandesa que sufrió horribles martirios.

“Los peores fueron los primeros tres meses. Nos torturaron”, dijo Dimitrova al diario berlinés. Y agregó que “cuando me colgaban de manos y pies de una cuerda, que parecía que el cuerpo se descuartizaba, pensaba a veces que sería mejor morir, para que todo terminara.”

No fue sino luego de tres meses de prisión en estado de aislamiento en Trípoli que todos fueron trasladados a una cárcel en Bengasi, dijo Dimitrova. Pero el primer año no pudieron hablar entre sí, agregó, ni tampoco con los diplomáticos.

Transferidos a la estación de cuarentena

A partir de diciembre de 1998, dice Dimitrova, todas las enfermeras y médicos extranjeros fueron transferidos a la estación de cuarentena, porque las enfermeras libias se negaron a continuar trabajando allí. Quizás porque los niños allí tratados ya estaban infectados con sida, “pero eso no lo sabíamos entonces”.

A diferencia de otros acusados del grupo, Dimitrova no firmó ninguna confesión: “Preferí morir con la conciencia tranquila y con honor ante mis hijos a confesar algo que no hice. Eso le parte a una la columna vertebral”, agregó, pero manifestando también comprensión para con quienes había firmado confesiones.

El proceso contra Sneshana Ivanova Dimitrova y sus colegas fue abierto el 7 de febrero del 2000 en Trípoli y llevó años. Durante ese periodo, los tiempos de cárcel en condiciones de aislamiento y condiciones más soportables se alternaron, dijo la enfermera.

Durante un tiempo, agregó, los acusados vivieron incluso en una casa normal en Bengasi en lugar de en prisión: “pero eso no duró mucho, todo era muy imprevisible”. Dimitrova halla particualrmente pérfido sobre todo que a veces recibían comida muy buena y se creían seguras y poco después las enviaban de vuelta “al infierno”.

“Como si estuviera mirando una obra de teatro”

A la pregunta de si el 6 de mayo de 2004, el día de las condenas a muerte, fue uno de esos días en el infierno, Dimitrova contesta: “Mire, ya ni lo sé. Fue un día normal”. El júbilo de las madres libias, experimentado desde detrás de rejas, sin abogado defensor, ¿un día normal? “No era mi cosa, yo no había hecho nada. Por ello mantuve mi alma alejada de lo que sucedía, como si estuviera mirando una obra de teatro”.

El médico Al Hasus, de 39 años, que en el ínterin posee la nacionalidad búlgara, dijo a la televisión holandesa que fue drogado y torturado con golpes eléctricos en los pies y en los genitales. Y que fue obligado a firmar una declaración en la que afirma haber sido bien tratado en prisión.

Los seis fueron hallados culpables de infectar intencionalmente con sida a más de 400 niños libios y condenados a muerte. Expertos en sida ven, por el contrario, la causa de la infección en las malas condiciones higiénicas en el hospital donde trabajaba el personal búlgaro.

Los seis fueron liberados el martes pasado, luego de que las autoridades libias transformaran la pena de muerte en cadena perpetua y los enviaran a Bulgaria. Luego de su arribo a Sofía, el presidente búlgaro, Georgi Parvanov, los indultó a todos.