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Horas lentas

Pablo Kummetz 2 de mayo de 2007

Los seres humanos pensamos y actuamos más o menos rápidamente, de acuerdo con la hora del día. Científicos determinaron a qué hora somos más lentos.

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¿A qué hora mejor no tomar decisiones?Imagen: AP

A qué horas del día se ralentiza la capacidad de procesar información y tomar decisiones fue el objetivo de los científicos Daniel Bratzke, Dra. Bettina Rolke y el Prof. Rolf Ulrich del Instituto de Psucología de la Universidad de Tubinga junto con Maren Peters, de la Universidad Humboldt, de Berlín.

Para ello, los investigadores desarrollaron un experimento con el que se pueden diferenciar tres fases en el procesamiento de información. La primera fase es la percepción; la segunda, es el procesamiento de la información y la toma de decisiones y la tercera, la motriz, es decir la transformación de la decisión en una acción.

Con su experimento lograron probar que la segunda fase, la de toma de decisiones, comienza a ser cada vez más lenta a partir de las 23 horas, alcanzando su punto más bajo alrededor de las siete de la mañana. Los resultados de sus experimentos son publicados en la edición de mayo de la revista Psychological Science.

Para el experimento, seis hombres permanecieron despiertos durante 28 horas, durante las cuales no sabían qué hora era, ya que las pasaron en un laboratorio con condiciones lumínicas constantes.

Problema sucesivos

Las pruebas se realizaron cada dos horas. Los científicos los confrontaron con dos problemas sucesivos, a los que había que reaccionar rápidamente y que en parte se superponían temporalmente.

A un sonido agudo o grave había que responder con la pulsión de una tecla a la izquierda o, respectivamente, a la derecha de la persona. En una pantalla aparecía, todo en el marco temporal de fracciones de segundo, una “X” o una “O”, teniendo las personas que responder con la mano derecha pulsando una tecla correcta de dos a disposición.

De investigaciones pasadas se sabía que cuando se acorta el tiempo entre la primera y la segunda tarea, a partir de cierto punto la resolución del segundo problema se retarda, pero sin influir sobre la resolución de la primera tarea.

Modificando el lapso entre la primera y la segunda tarea, los investigadores lograron constatar cuán fuerte es el retardo de la segunda reacción, obteniendo así también la medida de la rapidez de los procesos de toma de decisiones en el primer problema.

Ciclos y decisiones

El bioritmo de la persona fue medido a través de la concentración de melatonina en la saliva, la temperatura corporal y la somnolencia subjetiva. La concentración de melatonina aumenta a partir de las 22 a 23 horas. Luego disminuye la temperatura del cuero, que alcanza su mínimo a las siete de la mañana.

Las reacciones más rápidas se registraron a las 23 horas; las más lentas, a las siete de la mañana. El mismo modelo siguió el retardo en la solución de la segunda tarea.

De ello, los investigadores derivaron que los procesos centrales de toma de decisiones se ralentizan durante la noche y alcanzan su nivel más bajo por la mañana temprano. Como los tiempos de reacción se acortaron nuevamente antes del mediodía, se concluyó que los efectos medidos no se debían a la somnolencia, sino al bioritmo.

Que el procesamiento de información obedece a ciclos diarios y se ralentiza durante la noche tiene efectos prácticos. Muchas tareas suponen la coordinación de subtareas, por lo que pueden verse afectadas por el cuello de botella en el procesamiento cerebral de información. En otras palabras: debería evitarse resolver problemas complejos por la mañana temprano.