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Alemania: resquicio para el humo del tabaco

ERS22 de marzo de 2007

Los primeros ministros de los Estados federados alemanes acordaron que se prohibirá fumar en locales gastronómicos. Pero habrá excepciones para los bares pequeños: gajes del federalismo.

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En los bares alemanes pequenos se podrá seguir fumano... según la región.Imagen: AP

Alemania es un paraíso para los fumadores, según los abanderados de la lucha contra el tabaco. Y tienen razón, si se compara la difícil búsqueda de consenso entre los políticos germanos al respecto, con las medidas draconianas que sus homólogos han adoptado en otros países, como Irlanda.

Durante meses se viene discutiendo acerca de una prohibición total de fumar en bares y restaurantes. Todos los sectores han expuesto sus argumentos, comenzando por los médicos, que alzan la bandera de la defensa de los fumadores pasivos.

Pero también han alzado su voz los dueños de locales, que temen perder clientela si la privan del placer de un cigarrito para acompañar el café o la cerveza.

Y tantos han sido los planteamientos escuchados que las autoridades se han visto en aprietos para resolver el dilema. Mientras en algunos Estados federados predomina la inquietud por las consecuencias económicas y los puestos de trabajo, en otros prevalece el criterio de defender la salud de la población y, en particular, la de los trabajadores del área gastronómica.

El bar de la esquina

La propia canciller Angela Merkel, una ex fumadora conversa, había pedido a los jefes de los gobiernos regionales buscar una regla homogénea para todo el país. Pero en eso fallaron: si bien resolvieron prohibir en términos generales fumar en este tipo de locales, a menos que se habiliten en ellos recintos separados para fumadores, dejaron una puerta abierta a las excepciones.

Cada región de Alemania podrá resolver si permite o no que se sigan encendiendo cigarrillos en los bares pequeños, que no tienen medios para instalar salas especiales para los empedernidos adictos al tabaco.

En algunos medios de prensa se habló pues del "triunfo del bar de la esquina". Otros, menos comprensivos, no ocultan su disgusto por la imposibilidad evidente de erradicar en forma total el humo en los recintos gastronómicos.

Los fumadores, por su parte, se parapetan tras un muro de silencio: las campañas contra el tabaco, el progresivo aislamiento social y quizá la mala conciencia, les han tapado la boca. En consecuencia, más de alguno se alegrará en secreto de la decisión adoptada por los gobernantes regionales. Pero, de todos modos, saben que están cada vez más arrinconados y más solos.