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Jueza alemana justifica el maltrato a la mujer entre musulmanes

Luna Bolívar Manaut22 de marzo de 2007

El maltrato físico y psicológico no es causa de divorcio por la vía rápida si el agresor es musulmán: esta sentencia no proviene de un país árabe ni de un juez islamista, sino de un tribunal alemán y una jueza germana.

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Las mujeres y el islam: tema de frecuente polémica.Imagen: AP

En la sensación que recorre Alemania después de que la sentencia dictaminada en Fránkfurt se hiciera pública se mezclan el asombro, la indignación y la vergüenza: un brebaje que deja un sabor amargo y una mancha con aspecto de resistente sobre la Justicia alemana.

Este país que tantas veces levantó el dedo para recordar a sus inmigrantes que aquí, en Alemania, nada se superpone al Estado de Derecho y sus leyes están por encima de todo, se ha quedado con el índice en alto y los cachetes colorados después de que una jueza dictaminara que, si el Corán así lo dice y si el hombre cree en lo que dice el Corán, el susodicho hombre puede pegar a su mujer.

Algo natural

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El Corán, ¿por encima de la Ley?Imagen: AP

Según el derecho alemán, para que una petición de divorcio se pueda hacer efectiva el matrimonio debe ser declarado en fracaso. Un matrimonio se considera fracasado cuando ha transcurrido como mínimo un año desde la separación de los cónyuges, lo que no exige el consentimiento de ambas partes ni la existencia de viviendas separadas: basta con no compartir la cama y no solventar para el otro las tareas domésticas.

La Ley establece además un procedimiento de urgencia para aquellos divorcios en los que medien los malos tratos, o en los que alguno de los implicados haya iniciado una relación sentimental con una tercera persona. Y a este parágrafo legal quiso acogerse la joven de 26 años cuyo caso ha levantado la polémica.

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Mujeres estudiando el Corán.Imagen: AP

De origen marroquí y nacionalidad alemana, la muchacha se casó con un marroquí en 2001. En mayo de 2006 abandonó el domicilio familiar porque su marido la sometía a continuas palizas. Pese a que una sentencia impide formalmente al todavía esposo acercarse a menos de 50 metros de ella, el acoso que no cesaba llevó a la joven a pedir a la Justicia un divorcio por la vía rápida.

El matrimonio se llevó a cabo siguiendo los ritos del Corán y ambos cónyuges son de religión musulmana, por lo que la jueza que instruía el caso no consideró necesario acelerar los trámites de divorcio. Su justificación: en el Corán y en la cultura marroquí, el derecho de corrección del hombre sobre la mujer es algo natural.

Duras palabras

Ni un solo partido político en Alemania se ha privado de criticar duramente a la jueza, que entretanto ha sido retirada del caso. También sus compañeros de profesión han escogido palabras poco gratas para comentar su comportamiento. Desde el mismo Consejo Central de los Musulmanes alemanes se han escuchado sonoras protestas.

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Sede del tribunal familiar de Fránkfurt.Imagen: AP

Sin embargo, en las quejas se oyen bandos. Están los que claman por el hecho de que una mujer maltratada no sea protegida por la Ley: “es insoportable y repugnante que en un tribunal alemán se someta a las mujeres a un supuesto derecho de corrección”, dijo la demócratacristina Kristina Köhler. Están los musulmanes, que tratan de salvaguardar la imagen de su religión: en el Corán no existe ningún párrafo en el que se inste a los hombres a pegar o a oprimir a sus mujeres, dicen.

Y están los indignados por el hecho de que el libro sagrado de los musulmanes se superponga a la legislación alemana: “Si el Corán está por encima de la Constitución alemana sólo me queda una cosa por decir: adiós Alemania”, declaró el también demócratacristiano Ronald Pofalla al diario sensacionalista Bild.

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En Alemania viven más de tres millones de musulmanes.Imagen: dpa

“Se puede esperar de una mujer maltratada que acepte el año de separación previo al divorcio, pero exigirlo basándose en el islam es inaceptable”, opinó en el periódico Berliner Zeitung la presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas, Jutta Wagner.

Todo esto ocasionado no por uno de los temidos islamistas de tupida barba negra que predican en las mezquitas, sino por una mujer alemana que representa a la Justicia de un país que se dice progresista. Sea cual sea el mensaje que la jueza pretendía transmitir con su sentencia, ha sido un mal mensaje, opina el diario Rheinische Post, porque alienta a los musulmanes radicales y ofende a los moderados.

“En un país en el que los profesionales lanzan semejantes señales habría que preocuparse por el estado de la integración [de los inmigrantes]”, concluye el rotativo.