1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Bolivia: nueva concepción del Derecho

Mirra Banchón15 de febrero de 2007

Lograr un sistema judicial que conjugue el modelo occidental con las estructuras indígenas propone el ministerio de Justicia boliviano bajo el gobierno de Evo Morales. DW-WORLD conversó con su viceministro de Justicia.

https://p.dw.com/p/9rnq
El gobierno de Evo Morales pretende ajustar la legislación a la realidad social del país.Imagen: AP

El X Congreso Europeo de Policía en Berlín, cuyo lema este año es "La estrategia de seguridad europea - Conceptos y tecnologías contra el terrorismo", contó con la presencia del viceministro de Justicia y Derechos Humanos de Bolivia, Renato Pardo Angles. Con él conversó DW-WORLD respecto a los avances en las reformas judiciales del gobierno boliviano. Durante la Cumbre entre la Unión Europea y América Latina, que tuvo lugar en mayo de 2006, se había anunciado un estrechamiento de las relaciones con el fin de que Europa cooperara con el país andino en ese sentido.

DW-WORLD: ¿Cuál ha sido su trayectoria personal hasta llegar a viceministro de Justicia?

Dr. Renato Pardo: Siempre he trabajado por poner la justicia al servicio de los pobres. Los 20 años de mi vida profesional ha estado dedicada a los postergados. Uno de mis defendidos fue el presidente Evo Morales, que cuando era cocalero fue injustamente enjuiciado. Es decir, siempre he trabajado en favor de los entornos sociales más vulnerables del país.

¿Cuáles son las nuevas propuestas para reformar el sistema judicial boliviano?

En una sociedad como la boliviana, en la cual la ideología liberal legal está reproducida, las estructuras institucionales de administración de justicia son insuficientes. No coinciden con la realidad sociocultural de un país, en el que existen pueblos indígenas y comunidades campesinas que tienen otra visión y cosmovisión del Derecho y la Justicia. Tienen una mirada comunitaria de éstos, y plantean que la vida en comunidad debe estar basada en la reciprocidad y la complementaridad. Ésos son los valores de estos grupos que no coinciden con la ideología liberal legal que promueven el individualismo y la libertad a ultranza. El sistema jurídico actual está pensado como un mecanismo para preservar el Estado de derecho y para privilegiar los derechos fundamentales, civiles y políticos. De lo que se trata es de construir un sistema judicial, que, reconceptualizando el Derecho, responda a la realidad sociocultural del país.

Pero, concretamente, ¿cuáles son las reformas que pretenden?

Una de las grandes reformas es precisamente la gran valoración de los derechos socioeconómicos, sociales y culturales. En cuanto al órgano jurisdiccional -que se va a reformar en la Asamblea Constituyente- se propugna una forma de hacer reales y efectivos el ejercicio de los derechos. Por ejemplo, que la ciudadanía cuente con mecanismos de fiscalización y vigilancia de la labor del poder judicial; que haya auditoría de los procesos y que se pueda revocar a los magistrados corruptos.

Pretendemos también que se despolitice el sistema judicial, instaurando una votación directa y popular de los magistrados; que éstos sean elegidos por el pueblo. Y propugnamos que puedan coexistir la justicia comunitaria y la justicia oficial sin que se intercepten ni se entremezclen, en un ámbito de complementariedad. Porque en Bolivia existe la justicia comunitaria. Elevaríamos la justicia comunitaria a un rango jurídico del país. También planteamos que una política criminal penal basada en aumento de cárceles y jueces no es una solución para la comunidad. Estamos proponiendo aumentar la educación y la salud, como medidas de prevención del delito.

En Viena usted solicitó ayuda europea para la ayuda contra la corrupción. ¿Cuál ha sido la respuesta?

En realidad, no hemos tomado todavía iniciativas en ese sentido, porque hemos estado desarrollando una propuesta de reforma integral del Poder Judicial. Ahora vamos a retomarlo, sobre todo porque es importante luchar contra la corrupción en el poder judicial.

No falta quien opine que en Bolivia se está cambiando el racismo blanco por racismo indígena. ¿Cómo ve usted eso?

Yo creo que es un exceso de susceptibilidad. El hecho de que por siglos hayan sido dominados los indígenas y que hoy éstos tengan mayor peso no implica racismo. Siempre puede haber actitudes aisladas, pero no como algo culturalmente arraigado. Los indígenas no son racistas, no tienen odios que estén expresando ahora. Lo que pasa más bien es que los blancos no se habitúan a ser gobernados por un líder indígena y esto a veces se muestra en acciones concretas. Pero no creo que esto vaya a desarrollarse.

Al volver a Bolivia, ¿qué esperaría llevar usted?

En realidad lo que me llevo es la extraordinaria comprensión, aceptación, asimilación y recepción positiva que he percibido de las distintas autoridades con las que me he reunido. He percibido muestras de adhesión y respeto a las transformaciones que vive mi país en sus esfuerzos por redimir a los pobres, por elevar la calidad de vida de la población.