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La maniobra rusa

Nina Werkhäuser11 de febrero de 2007

El discurso del presidente ruso, Vladmiri Putin, cubrió con un velo de Guerra Fría a la Conferencia de Seguridad de Múnich y evidencia que el diálogo con Rusia es más importante que nunca.

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Comentario de Nina Werkhäuser.

Por lo general los participantes de la Conferencia de Seguridad de Múnich suelen resaltar la importancia de la OTAN. No resulta sorprendente tomando en cuenta que la mayor parte de ellos provienen de países integrantes de esta organización y utilizan la conferencia como foro para intercambiar planes sobre su futuro. En esta ocasión la participación del presidente ruso asemejó a un terremoto. Vladimir Putin, presente por primera vez, dejó claro por su tono bélico que no le interesan las fórmulas de cortesía diplomática.

La emprendió contra la OTAN y Estados Unidos: se siente provocado por la ampliación hacia el este de la OTAN, así como por los planes de Estados Unidos de instalar un sistema antimisiles en el este de Europa. Tampoco lo convence la agresiva política exterior estadounidense.

Los presentes se quedaron congelados al escuchar la cascada de críticas por parte del invitado de Moscú, que incluso advirtió sobre una nueva carrera armamentista.

Por el contrario defendió su política - por ejemplo en Chechenia- y la calificó de correcta y exitosa.

Algunos de los asistentes se sintieron trasladados a los viejos tiempos de la Guerra Fría. La Conferencia de Seguridad se viene efectuando desde la década de los sesenta del siglo pasado. Por entonces la presencia de un presidente ruso habría sido impensable, obviamente. Los oradores estadounidenses no tardaron en contraatacar y culparon al gobierno ruso de no compartir los valores básicos de Estados Unidos y de Europa. Uno de los participantes rusos indicó airado que "no querían compartir todos sus valores".

Durante un corto tiempo se abrieron brechas impensables. El optimismo euroatlántico de la conferencia se vio empañado y Putin visiblemente contento con su "golpe", pues en la Conferencia de Seguridad no tiene porque medir sus palabras, pero sabe que todo el mundo lo escucha.

Si bien es cierto que algunas de sus críticas son correctas -Estados Unidos genera con su agresivo proceder militar, por ejemplo en Irak, más inestabilidad que paz- y aún cuando sea usual que se discutan controvertidamente este tipo de temas en la Conferencia de Seguridad, no es parte de la tradición señalar con el dedo a otros y ponerse asimismo un aro.

Después de todo la ampliación hacia el este de la OTAN tan criticada por Putin es una decisión que incluso el gobierno ruso ha aceptado. Desde hace 15 años el Consejo OTAN-Rusia se viene reuniendo bimestralmente y no resulta difícil adivinar de qué se habla en estos encuentros.

Aún cuando los participantes de la Conferencia de Seguridad de Múnich aseguraron al unísono que sin Rusia no es posible resolver las crisis internacionales, Rusia transmitió el mensaje de que se siente subvalorada a nivel internacional. El discurso de Vladimir Putin dejó sobre todo la impresión de que dos mundos hicieron colisión y de que el diálogo con Rusia es más importante que nunca.