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Le huyen a la hulla

DW WORLD30 de enero de 2007

La extracción de carbón, íntimamente ligada a la producción de acero, ha sido desde hace décadas un tema sensible dentro de la economía y la política alemanas.

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Montaña de carbón mineral, o hulla, en Alemania.Imagen: AP

Por ello, las opiniones de la prensa alemana sobre el acuerdo que podría poner fin a la era del carbón en 2018 comprenden una amplia variedad de argumentos.

En Berlín, el diario conservador Die Welt señala que "se trata de un paso obligado, pues la extracción de carbón es incosteable aún en un plazo inmediato. Mientras el carbón en las minas alemanas se extrae a profundidades de hasta mil metros, en Australia, por ejemplo, se le encuentra a cielo abierto. Por ello, la diferencia de costos es enorme: el carbón de importación cuesta 60 euros, mientras que el nacional cuesta 200. El carbón tampoco cumple un papel relevante desde el punto de vista de la política energética: su proporción dentro de las energías primarias se ubica en un cinco por ciento, así que para la seguridad energética nacional carece de importancia. Ante esto, resulta incomprensible la posición del SPD al aferrarse por la eternidad a la explotación minera."

Seguridad energética

El Frankfurter Allgemeine Zeitung coincide: "La seguridad energética de Alemania no se ve comprometida por esta decisión. El carbón mineral, que al paso de las décadas se ha mantenido como un pilar en la producción de electricidad, es abundante en la Tierra, además de que resulta barato y disponible en zonas políticamente seguras. Pero el carbón alemán solamente cubre un cinco por ciento del consumo energético del país, mientras que en el sector eléctrico esta proporción es de diez por ciento. Así que ningún foco se apagará en Alemania sin el carbón de ciudades como Dinslaken, Marl y Hamm."

Es mejor invertir

El Schweriner Volkszeitung, de Schwerin, aborda el tema desde otro ángulo: "Entre las fórmulas del acuerdo, se establece que se invertirán 35 mil millones de euros adicionales en la extracción minera del carbón. Es dinero que podría ser utilizado para mejores fines; por ejemplo, educación e investigación. No se trata solamente de adaptar la infraestructura en las regiones mineras, sino también de presentar conceptos sustentables para cubrir los costos surgidos de la extracción. Para ello apenas alcanzarían los miles de millones originados en la oferta bursátil de las ramas rentables del consorcio RAG. El abandono del carbón mineral es correcto, pero sólo como oportunidad para alcanzar un cambio estructural importante."

Se necesitan conceptos

En Essen, ciudad que ha sufrido en carne propia esta reforma estructural, el Neue Ruhr Zeitung lanza algunas profecías fundadas: "El último turno ha llegado para la extracción de la hulla. Pero esto no significa automáticamente una reforma. Las gigantescas pérdidas en puestos de trabajo tanto en las minas de carbón como en la industria del acero ni de cerca podrán ser compensadas. Para los últimos bastiones mineros, como Walsum o Kamp-Lintfort, se necesitan conceptos precisos a fin de mantener bajo control los daños a la infraestructura y a los proveedores de tales industrias."

Mantener reservas

Finalmente, Die Tagespost, de Würzburg, formula una advertencia: "Ningún economosta fue capaz de pronosticar el incremento en los precios de las materias primas y la energía en los años recientes. Podría ser, pues, que Alemania se va, como en abandono de la hulla, en una situación similar a la de la producción de coque. Apenas hubo el país renunciado a ésta, los mercados mundiales resistraron un incremento en el precio del coque. Por ello, luce corto de miras renunciar al carbón mineral local en la esperanza de que el mercado mundial provea suficiente de esta materia. Por lo menos, debería mantenerse un esquema elemental de producción. Así podría aumentarse ésta, en caso de una crisis."