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Cuatro veces más alemanes musulmanes

Luna Bolívar Manaut16 de enero de 2007

El número de alemanes que se convierten al islam aumenta y un nuevo motivo para el debate se sirve en bandeja de plata. Alemania trata de mantener el equilibrio entre nacionales e inmigrados, cristianos y musulmanes.

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En Alemania viven 3.300.000 muslmanes.Imagen: AP

Más de tres millones de musulmanes en un país cuya población supera los 80 millones de personas: en proporción, la cifra parece sólo relativamente importante, pero no deja de representar a la principal minoría religiosa de Alemania. Tras el cristianismo en su variante protestante, primero, y católica, después, el tercer lugar en el "ranking" confesional germano lo ocupa la religión islámica, muy por delante de otras Iglesias como la ortodoxa, que no alcanza sobre suelo alemán el medio millón de seguidores, o la judía, que apenas supera los 100.000 fieles.

Betende Muslime in Kreuzberg
Gran parte de los muslmanes que viven en Alemania son extranjeros.Imagen: AP

De esos más de tres millones de musulmanes que habitan en Alemania, un millón dispone de pasaporte alemán, lo que no significa que carezca de pasado migratorio. En realidad, los musulmanes de origen 100% germano son poco más de 14.000 personas en todo el país. La cifra es bastante reducida, pero va en aumento. Al contrario de lo que pudiera pensarse, en estos días en que ser musulmán no es siempre sencillo se están produciendo en Alemania más conversiones que nunca.

Ser musulmán, ser diferente

4.000 conversiones al islamismo entre julio de 2004 y junio de 2005. Este es el dato de la sorpresa, extraído con antelación por la revista Spiegel de un estudio del Archivo del Islam de Soest, en el oeste de Alemania, que aún está por publicarse. 4.000 conversiones en un año significan que la cifra de los que en Alemania abandonan el cristianismo, o la confesión que sea, para unirse a las filas de una de las religiones más controvertidas del momento se ha cuadruplicado con respecto a lo calculado un año antes.

Symbolbild Islam Kopftuch Muslime
Las mujeres eran las que solían convertirse.Imagen: picture-alliance / Keystone

Y el estudio arroja otra novedad. Hasta ahora, la mayor parte de las conversiones las llevaban a cabo mujeres que se acogían al islam al contraer matrimonio con un musulmán. Pero lo que aumenta esta vez es el número de conversos por "convicción propia", es decir, que cambian de creencia no en función de las circunstancias sino en respuesta a un íntimo convencimiento.

Teniendo en cuenta el año que dejamos atrás, lleno de conflictos entre fracciones del islam, de guerras en nombre de la religión, de exaltaciones causadas por caricaturas y provocadoras manifestaciones de ciertos líderes radicales islámicos, cabe preguntarse por el porqué de estas conversiones.

BdT Tag der Offenen Moschee
Las mezquitas se llenan en los barrios de Berín.Imagen: AP

Parece ser, según se extrae del informe, que la presencia continua en los medios de comunicación, aunque la mayor parte de las veces sea en relación a asuntos negativos, no sólo le hace mal al islam. Hablen mal o hablen bien, lo importante es que hablen de uno... es un principio ya viejo. Ser musulmán se ha convertido en una forma de "diferenciarse", dice la socióloga Monika Wohlrab-Sahr.

Sobre cómo se miden las cosas

Unterricht türkische Schülerinnen mit Kopftuch im Schulzentrum in Bremen
El 2006 fue un año cargado de controversias en lo que al islam se refiere.Imagen: AP

Y mientras las polémicas sigan, en los medios de comunicación no acabarán las discusiones sobre el islam. La última levantada tiene que ver con el ya conocido tema del pañuelo con el que algunas mujeres musulmanas se cubren la cabeza. En Alemania, las maestras tienen prohibido hacer uso de esta prenda porque se considera que es incompatible con las ideas de igualdad entre hombres y mujeres y libertad de la mujer que deben ser transmitidas a los niños.

Pero las leyes en este sentido no son iguales en todos los Estados federados. En Berlín, por ejemplo, tampoco está permitido que los maestros luzcan crucifijos o se cubran la coronilla con una kipá judía. Por el contrario, en Baviera las monjas pueden dar clase sin quitarse el hábito, cosa que la Comunidad Islámica de Berlín ha considerado una discriminación y ha denunciado la situación ante los tribunales.

Y de nuevo por unos días se avivan las brasas del debate siempre candente. Al final, los jueces otorgaron la razón a las normas establecidas, puesto que consideran que por tradición el Estado bávaro es católico y ello concede ciertos privilegios a la religión cristiana, como el de que sus monjas vistas faldas en las escuelas. Una vara de medir diferente que quizás le haya valido al islam un par de conversos más.