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Una guerra sin fin

DW-WORLD16 de enero de 2007

34.000 civiles iraquíes murieron en incidentes violentos en 2006. Todo parece indicar que es sólo el inicio. La prensa europea se pegunta si Irak se desintegrará.

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Un país de luto.Imagen: AP

La Repubblica, de Roma: "Italia puede contar en su lucha por erradicar la pena de muerte con el apoyo de Bruselas. La noticia de los más recientes ahorcamientos en Irak llegó durante la Cumbre en Roma a los oídos del primer Ministro Romano Prodi y el presidente de la Comisión de la Unión Europea, José Manuel Barroso. Dos hombres con pasados distintos, el primero se opuso a la guerra contra Irak, el segundo la apoyó. Ambos concuerdan empero en condenar la pena de muerte. (...) Es de esperarse que los socios de la UE apoyen la iniciativa italiana. (...) Para entender que tan concreto es el riesgo de un desgrane interno en el viejo continente basta con observar las declaraciones del Gobierno británico: se opuso al ahorcamiento, al mismo tiempo que hizo hincapié en que la decisión de ahorcar a los ex seguidores de Sadam es el derecho soberano del Gobierno de Bagdad."

Democracia olvidada

Les Echos, de París: "Irak y Afganistán son muy distintos desde el punto de vista étnico, religioso y económico. Pero ambos países tienen un punto de coincidencia: Estados Unidos ha cesado en su intento por obligarlos por vía de la violencia a asumir la democracia y a intentar conquistar militarmente sus centros clave. El presidente George W. Bush cree que basta con asegurar Bagdad y Kabul para salvar su imagen, antes de traspasar este terrible cáliz a su sucesor en menos de dos años. Su posible sucesora Hillary Clinton utilizó palabras muy severas para describir la política republicana desde comienzos del conflicto de Irak: arrogancia e incompetencia. Si se confirma que el Gobierno tan sólo quiere proteger Bagdad hasta el fin de su periodo presidencial, a los halagos de la señora Clinton habría que agregar una palabra más: impotencia."

Una apuesta muy alta

Aftenposten, de Oslo: "Contra los consejos de especialistas militares de alto rango, el presidente estadounidense Geroge W. Bush enviará 20.000 soldados adicionales a Irak. La mayoría será estacionada alrededor de la capital Bagdad. (....) El riesgo radica en que los soldados estadounidenses se verán involucrados en batallas directas con las poderosas y poco piadosas milicias chiies. Una nueva jugada y una gran apuesta. Pueden ganar pero también perder. Si ganan dejarán al resto del país a su suerte. Si pierden, se puede hablar de una catástrofe total. (...) Parece que la guerra de Irak entrará a la historia como la guerra de consecuencias impredecibles."

La escalada de la horca

El País, de Madrid: "A la vez que ha ido admitiendo sus viejos errores en la gestión de la guerra de Irak, el presidente Bush ha ahondado en otros nuevos. El último ha sido el ahorcamiento, en la madrugada de ayer, de dos de los colaboradores más estrechos de Sadam Husein: (…). Sin la luz verde de Washington, estas ejecuciones no se hubieran producido. (…) La pena de muerte no está nunca justificada y estas ejecuciones han llegado tras un juicio calificado de farsa por muchos observadores. Todos estos reos hubieran sido más útiles vivos para aclarar el tenebroso pasado de la dictadura de Sadam. Pero quizá por eso mismo ha habido tanta prisa en deshacerse de los principales testigos de un régimen que fue alimentado por Estados Unidos y varios países europeos. (…)Frente a las recomendaciones de la Comisión Baker-Hamilton de implicar a Siria y a Irán en una solución para Irak, Bush ha optado por la confrontación en el propio territorio iraquí. (…) Washington hace sonar los tambores de un posible ataque directo contra Irán, pero sin su concurso, difícilmente se llegará a estabilizar Irak. Bush y su equipo pueden estar adentrándose en otro camino equivocado.

Y ahora Irán

Märkische Oderzeitung, de Fráncfort: "El presidente estadounidense Bush cuenta aún con dos años de gobierno para esforzarse por no dejar que su presidencia acabe con un desastre completo en el rubro de la política externa. Pero en vez de aprender de la aventura en Irak, Washington enciende un frente más. Después de innumerables escaramuzas retóricas con Irán en los últimos meses, ahora comienza a disparar literalmente con artillería pesada. Bush ha ordenado apostar cohetes Patriot en la región del Golfo Pérsico y ha enviado un segundo portaviones a la región en crisis. Esto no suele suceder cuando realmente se está interesado en un diálogo político con la contraparte. El presidente por lo visto se propone nuevamente a una confrontación mayor antes de jubilarse.